Marianela Rivera, Ph.D. University of
Minnesota, Twin Cities
Resumen: En octubre del 2010, los saharauis
dieron los primeros pasos en Gdeim Izik hacia un ideal de libertad que
posteriormente se extendería a otros países árabes. Este estudio explora la
manera en que las autoras saharauis Zahra el Hasnaui y Salka Embarek utilizan
la poesía como medio para transmitir un mensaje colectivo de rebeldía y
esperanza, creando a su vez un discurso poético y revolucionario en defensa de
su identidad como saharauis.
La información relacionada a la literatura
saharaui es escasa. De hecho, poco se sabe a nivel internacional sobre el
Sáhara Occidental, sobre su historia y su situación política actual, y mucho
menos sobre su producción cultural. Sin embargo, desde principios de la década
del 2000, un grupo de escritores saharauis se ha dado a la tarea de llevar un mensaje
al mundo en el que exponen su historia, su identidad, su cultura, sus
tradiciones, el paisaje saharaui, su sociedad y su larga lucha por la libertad
ante la ocupación de sus territorios por parte de Marruecos durante casi
cuarenta años. Tanto hombres como mujeres saharauis, herederos de una larga
tradición oral de poetas que cantan a la libertad del desierto, se han
comprometido a transmitir más que un arte a través de su literatura, ya que dan
voz a sus compatriotas desaparecidos, encarcelados, torturados y asesinados en
su lucha por el reconocimiento oficial y definitivo de la República Árabe
Saharaui Democrática. Entre esos poetas se puede nombrar a las autoras
saharauis Zahra el Hasnaui y Salka Embarek, quienes con su obra han construido
puentes que conectan la causa de su pueblo con una literatura revolucionaria
que exige un cambio político y social inmediato y permanente.
La literatura saharaui contemporánea,
específicamente la poesía, está íntimamente ligada a la situación política del
Sáhara Occidental. Cada palabra, cada verso y cada estrofa creados por un poeta
saharaui lleva plasmado su amor por su patria, su lucha por la libertad, la
añoranza del regreso del exiliado, la decepción ante el silencio impuesto sobre
un pueblo que intenta ser escuchado y el llanto por los compatriotas que han
perdido la vida en su intento por recuperar las tierras ocupadas por Marruecos.
Los poetas saharauis utilizan la poesía como una herramienta esencial de
protesta pacífica, la cual siempre los ha caracterizado. Como señalan Pablo San
Martín y Ben Bollig (2007: 13), la nueva poesía saharaui es una poesía que
lucha por construir su propia identidad y que es utilizada como un arma por
parte de los escritores en el exilio para combatir la opresión. De hecho, en su
descripción sobre la poesía saharaui, San Martín y Ben Bollig (2007) hacen
referencia al poeta español Gabriel Celaya [1] ya que como Celaya, la
literatura saharaui es utilizada como método de denuncia. La poesía en este
caso, se convierte entonces en un eslabón fundamental dentro de la cadena de
revoluciones árabes recientes y es a su vez un reflejo permanente de los
movimientos populares que posteriormente se extendieron hacia muchos otros
países para dar lugar a la ya histórica Primavera Árabe.
El Sáhara Occidental y la Primavera Árabe
La Primavera Árabe comenzó a finales del
año 2010 y se caracterizó por el surgimiento de revueltas populares que exigían
un sistema de gobierno democrático en países como Túnez, Libia, Egipto, Siria y
algunos países del Golfo Árabe (o Pérsico), entre otros. Dichas revueltas
continúan hoy en día en mayor o menor grado, y fueron definidas alrededor del mundo
como revoluciones sin precedente en las que por primera vez el pueblo árabe
exigió a sus gobernantes un cambio drástico en sistemas políticos cuyo poder
había sido incuestionable por décadas. El catalizador inmediato de dichas
revoluciones tuvo lugar en la ciudad de Sidi Bouzid, en Túnez, en diciembre del
año 2010, con la muerte del joven tunecino Mohamed Bouazizi. En su
desesperación ante la difícil situación económica que enfrentaba y las
injusticias cometidas por un gobierno que se negaba a ayudar a su familia y a
su pueblo, Bouazizi decidió inmolarse en público como protesta, desatando una
imparable ola de manifestaciones públicas a nivel internacional. Sin embargo, a
principios del año 2011, en una entrevista con Democracy Now!, Noam Chomski, del
Instituto Tecnológico de Massachusetts, señaló que la Primavera Árabe en
realidad comenzó en el Sáhara Occidental en noviembre del 2010. Efectivamente,
en una publicación titulada La primavera saharaui, la editora, Concepción Moya
Fernández cita a Chomski en una traducción de lo dicho sobre el asunto:
La actual ola de protestas en realidad
comenzó en noviembre pasado en el Sáhara Occidental, que está bajo ocupación
marroquí después de una brutal invasión (…) Las fuerzas marroquíes
intervinieron para desmantelar miles de jaimas [2] causando una gran cantidad
de muertos y heridos y así sucesivamente luego se propagó la protesta. Es una
atrocidad mayor.” (Moya Fernández 2012: 3)
En su declaración, Chomski se refiere al
sangriento enfrentamiento entre marroquíes y saharauis que tuvo lugar en el
campamento Gdeim Izik, conocido también como el Campamento Dignidad, en las
afueras de El Aaiún. Dicho enfrentamiento tuvo lugar en noviembre del año 2010,
dos meses antes de la muerte de Bouazizi en Túnez, y terminó con el violento
desmantelamiento del campamento en el que se habían establecido civiles
saharauis. Gdeim Izik fue creado como campamento de protesta pacífica por la
precaria situación en la que vive el pueblo saharaui y por la muerte del joven
Nayem El Gareh, en octubre del 2010 a manos de militares marroquíes.
Los eventos sucedidos en el campamento
Gneim Izik en el 2010 fueron determinantes tanto para el Sáhara Occidental como
para los países árabes que sufrían la opresión y la violencia por parte de
gobiernos que velaban por sus propios intereses. El 8 de noviembre de ese año,
el gobierno marroquí autorizó la intervención militar en el campamento Gneim
Izik con el propósito de desmantelarlo y acallar las protestas. La intervención
marroquí tuvo un resultado desastroso: cientos de desaparecidos y heridos
saharauis (entre ellos civiles), centenares de detenidos saharauis, la
destrucción del campamento, la expulsión de la prensa internacional (entre
ellos, miembros de la prensa española), el uso de fuerza excesiva en contra de
civiles y la muerte de Baby Hamday Buyema, saharaui con nacionalidad española
asesinado a manos de las fuerzas marroquíes. A pesar de la evidencia, el
gobierno marroquí se negó a aceptar las cifras presentadas en informes hechos
por organizaciones no gubernamentales, como Amnistía Internacional y Human
Rights Watch. Como resultado, la acción militar ejercida contra el campamento
Gneim Izik se convirtió rápidamente en una importante controversia
internacional y en la mayor protesta llevada a cabo en la región desde la
salida de las fuerzas españolas en la década del 70.
Marruecos en el Sáhara Occidental: la
ocupación
La lucha de los saharauis por la defensa de
sus tierras no surgió a partir de eventos recientes. La disputa por el
territorio del Sáhara Occidental se remonta a los últimos meses del año 1975.
Con Francisco Franco en su lecho de muerte, España había comenzado el proceso
de descolonización africana impulsado a su vez por las Naciones Unidas. Al
mismo tiempo, la Marcha Verde [3], incitada por el rey marroquí Hassan II, y la
posterior firma del Acuerdo Tripartito de Madrid [4] entre representantes de
España, Marruecos y Mauritania, añadieron leña a un fuego ya casi incontrolable
sobre el destino del Sáhara Occidental. A pesar de las presiones ejercidas por
los países fronterizos, el 27 de febrero de 1976, un día después de la retirada
oficial de España del territorio saharaui y luego de casi un siglo de dominio
español, se proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en Bir Lehlou,
un pozo situado en la zona noreste del Sáhara Occidental, cerca de la frontera
mauritana. Marruecos ejerció un ataque inmediato y posteriormente más de
cuarenta mil saharauis huyeron a campos de refugiados en la frontera argelina,
los cuales bombardeados por Marruecos. Esto dio paso a una guerra entre
Marruecos y el Frente Polisario [5] (Frente Popular de Liberación de Saguía el
Hamra y Río de Oro), que duraría quince años (Campoy-Cubillo 2012: 155). En
septiembre de 1991, representantes de las Naciones Unidas llegaron al Sáhara
Occidental con la intención de mantener y verificar el alto al fuego entre el
Polisario y Marruecos, disolver a las tropas militares de ambos bandos, liberar
a los presos políticos, repatriar a los refugiados, llevar a cabo un censo y
organizar un referéndum, pero de dichos objetivos, solo algunos se cumplieron y
de manera parcial (Pastrana 2014: sp [6]
En su libro Sáhara: memoria y olvido,
Yolanda Sobero (2010) señala que “El Sáhara es un problema creado por una
nefasta política de descolonización del franquismo y su abandono apresurado es
una de las herencias abiertas que hemos recibido de aquella dictadura. El
Sáhara es el tema pendiente de nuestra memoria histórica, de la transición y de
la política de todos los gobiernos democráticos desde 1975” (128). Y es que
actualmente, a pesar de que mucho se ha dicho y negociado tanto en el Sáhara
Occidental como en Marruecos, en España y a nivel internacional, el proceso de
descolonización en la región no ha terminado y los saharauis continúan
esperando a que se les conceda la oportunidad de ejercer oficialmente su
derecho de autodeterminación.
Actualmente, el territorio del Sáhara se
encuentra dividido de norte a sur por un muro de más de 2,000 kilómetros de
largo, protegido por más de 130,000 soldados marroquíes (San Martín y Bollig
2008: sp) La zona occidental continúa ocupada por el gobierno marroquí,
mientras que la zona este del muro está constituida por los “territorios
liberados”, bajo el mando del Polisario. Diecinueve años después de la
ocupación, con el propósito de celebrar el trigésimo segundo aniversario de la
proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), el año 2008 fue
declarado año internacional por la defensa de los derechos humanos en el Sáhara
Occidental. Sin embargo, a pesar de numerosos esfuerzos de organizaciones tanto
nacionales como internacionales, la situación política del Sáhara Occidental
continúa lejos de ser resuelta.
La poesía saharaui
Los poetas saharauis han tenido un papel
fundamental en la difusión del sentir de sus compatriotas sobre la situación
social y política de la zona. A pesar de que lo poco que se conoce sobre la
historia literaria de la región, la combinación de su tradición oral y de la
poesía contemporánea (específicamente a partir de la generación de los años
70), ha formado parte esencial del marco cultural que caracteriza al pueblo
saharaui, de su carácter y de su patriotismo. La Generación de la Amistad,
creada en el 2005, es ejemplo de ello. A dicha generación pertenecen poetas
nacidos entre finales de los años 60 y principios de los 70 y cuya niñez y
adolescencia se vieron marcadas por la ocupación marroquí del Sáhara
Occidental, por la huida de sus familias a los campos de refugiados y por su
propio exilio a la isla de Cuba. En un artículo sobre la obra de la poetisa
Zahra el Hasnaoui, la profesora Begoña Pozo (2009) señala que a partir del
nacimiento de la Generación de la Amistad “se vieron reforzados—desde la
perspectiva del espacio literario público---los vínculos que se habían ido
creando entre los diversos poetas, narradores, periodistas e intelectuales
saharauis exiliados. Era el momento del grito colectivo, del posicionamiento
social, crítico y literario: ya no había marcha atrás” (2-3). Como señalan
Pablo San Martín y Ben Bollig (2008) en su introducción a la antología poética
saharaui Treinta y uno, la poesía de esta generación responde directamente a
una conexión trazada entre la literatura y la política a través de la historia
ya que los poetas saharauis tienen una tradición de compromiso que incluye el
uso de la literatura como método de comunicación, diplomacia y organización
(13).
Esta generación de poetas, llamada así por
la gran amistad que los une y por su lucha común por la libertad de su patria,
se caracteriza también por el uso del idioma español en la producción de sus
obras e incluye escritores y activistas de renombre como Liman Boicha, Ali
Salem Iselmu, Bahia Mahmud Awah, Saleh Abdalahi, Chejdan Mahmud, Luali Lesham y
Ebnu, entre otros. Sin embargo, merece la pena subrayar la importancia de las
mujeres dentro de ese grupo, entre ellas la poetisa y miembro fundador, Zahra
el Hasnaui Ahmed y la escritora y activista política Salka Embarek.
Zahra el Hasnaui Ahmed
Zahra el Hasnaui Ahmed, nacida en el Aaiún,
capital del antiguo Sáhara español, vivió la ocupación marroquí en carne
propia. A diferencia de muchos de sus compañeros de la Generación de la
Amistad, Zahra y su familia se vieron obligados a permanecer en territorio
ocupado. El Hasnaoui continuó estudiando español en el Sáhara ocupado y
posteriormente viajó a Madrid a estudiar en la Facultad de Filología en la
Universidad Complutense de Madrid así como también en Londres (Generación de la
Amistad 2007a: 113), en donde perfeccionó su conocimiento del inglés. Al igual
que otros miembros de la Generación de la Amistad, posteriormente el Hasnaoui
regresó al Sáhara Occidental y trabajó en la Radio Nacional Saharaui, en donde
junto a otros compatriotas descubrió su amor por la poesía, por su cultura y
por su país.
Muchos de los poemas de Zahra el Hasnaui
son dedicados abiertamente a los ciudadanos saharauis que han sido víctimas o
que han participado directa o indirectamente del movimiento revolucionario
saharaui en contra de la ocupación marroquí. El papel central de la mujer
revolucionaria tanto en su poesía como en sus dedicatorias también es evidente.
El Hasnaui, demuestra un dolor que se desdobla en su posición como mujer, como
madre y como saharaui ante las injusticias cometidas en contra de su pueblo y ante
el paso del tiempo sin que se castigue a los culpables. A través de un lenguaje
profundo y lleno de imágenes que remontan al lector a las arenas del desierto
que caracterizan el Sáhara Occidental y sus fronteras, El Hasnaoui se
identifica con la lucha revolucionaria y con sus víctimas sin perder la
esperanza y sin perder la conexión de su cultura y su identidad con la tierra a
la que pertenecen. El continuo uso de elementos ligados directamente al paisaje
desértico y al conflicto bélico, entre ellos las voces (o la ausencia de
ellas), el temor, el abandono, la lucha sin tregua, el paso del tiempo, el
exilio y los recuerdos, son característicos de su obra. De hecho, el elemento
temporal, específicamente el enfoque en el paso del tiempo, subraya la angustiosa
espera del pueblo saharaui que por años se ha mantenido en un limbo político
sin que se decida oficialmente su estatus. Muchos de los poemas de El Hasnaui,
presentan de diversas maneras esa angustia, como por ejemplo en el siguiente
fragmento del poema El año diez y uno, dedicado a “las madres saharauis,
desaparecidas durante años en mazmorras marroquíes, a las infancias robadas”
(Um Draiga, 2007: 117):
Diez años y un día
en este dilatado desvelo
mirando sin ver.
Diez años y un día
afanándose la Ignorancia
en velar la Razón.
[…]
El poema recalca el paso del tiempo (diez
años y un día), el cual inevitablemente se multiplica de manera paralela al
desasosiego de los saharauis. El Hasnaui acentúa la tragedia de su pueblo al
describir un sistema político internacional que continúa “mirando sin ver” y
que permite que la ignorancia se imponga ante la razón, echando a un lado a un
pueblo que por siglos ha hecho del Sáhara Occidental su único hogar. Por otra
parte, el poema Voces, publicado pocos años antes de la Primavera Árabe, fue
dedicado por la autora a “todas las voces saharauis secuestradas, en tumbas y
en cárceles; esas voces que, sin embargo, no sólo paredes revientan” (Um
Draiga, 2007: 118):
Quizás pienses que tu voz no me llega,
que el malvado siroco la rapta
antes de llenar mis sentidos.
Quizá sueñes que el eco es mudo
el espejo ciego y los versos
se acobardan.
Se agolpan tus clones,
y alborotados pugnan
por salir en blanco y
negro de mi garganta.
A veces escupo,
casi siempre embucho,
ira, sangre, paz, tierra.
Quisiera encadenar
tus manos a las mías,
el techo oscuro
abrir a las estrellas.
Quisiera, los ojos,
limpiar de rabia.
Treinta voces,
treinta veces,
repiten la historia,
porque nadie pudo,
nada puede domar
las voces que rozan el alma.
En las primeras estrofas de Voces, El
Hasnaui se dirige a las mujeres saharauis a quienes va dedicado el poema,
subrayando con varios “quizás” la posibilidad de un sentimiento de abandono que
tal vez las abrumaría y que sin embargo es refutado con la afirmación de que
sus voces llegan más allá del oscuro espacio que ocupan. El poema subraya el
sufrimiento de un pueblo que se siente abandonado y el de las mujeres que han
sido encarceladas, torturadas o asesinadas, cuyas voces se alzaron más allá del
silencio impuesto, del temor y de la indiferencia de quienes observan el
conflicto desde afuera. “Ira, sangre, paz, tierra” son palabras que refuerzan
la lucha inquebrantable contra el opresor y que atan a su vez las emociones de
un pueblo indomable que se desangra en su lucha por la libertad de su patria.
La autora reafirma su deseo de tomar acción tanto física como emocional,
uniéndose a las saharauis encadenadas y apartadas de su pueblo por la fuerza,
liberándolas con su poesía. La última estrofa contrapone el tiempo acontecido
desde la ocupación marroquí al momento de la escritura del poema, con la fuerza
de las voces del pueblo saharaui. Para El Hasnaui, la historia de opresión se
repite pero de la misma manera el pueblo saharaui repite su patriotismo sin dejar
que sus voces sean silenciadas.
Otro poema dedicado por El Hasnaui a la
revolución y a los que murieron por ella es el poema Una flor, que al igual que
Voces, fue publicado antes de que tuviera lugar la Primavera Árabe. En su
dedicatoria, la poetisa define la lucha de su pueblo como una defensa por el
derecho a existir, pero a su vez hace que el poema sea fácilmente aplicable a
otros pueblos que, como los saharauis, continúan viviendo bajo la bota de
gobiernos opresores:
Tras años de asfalto, cabalgaba las arenas
rescatando estrofas infantiles y muñecas de marfil. Una flor, sobre una tumba
anónima, derramaba sombra en la yerma claridad. Condecoraba la tierra al
soldado civil. La sencilla ofrenda enmudeció mis pensamientos, la pompa y el
clamor. Y me inundó la lluvia. Y no supe qué hacer. Decidí sentir.
Una vez más, El Hasnaui reitera la
importancia del paso del tiempo, en este caso los años transcurridos en el
exilio y el momento en que se lleva a cabo el regreso a una patria aún en pie
de lucha. La mención de elementos referentes al ambiente o al paisaje, como la
presencia del “asfalto” y las “arenas”, marcan el contraste entre las ciudades
que recibieron a los exiliados saharauis en Cuba y en España luego de la
ocupación y el paisaje desértico que caracteriza al Sáhara Occidental. Esa
primera estrofa nos transporta a lo vivido por la poetisa y por muchos otros de
sus compañeros de la Generación de la Amistad, quienes pasaron gran parte de su
juventud en ciudades extranjeras sufriendo profundamente la ausencia de sus
familias y de la tierra que los vio nacer. La conexión de El Hasnaui y de su
pueblo con el desierto es central en este poema y la naturaleza se convierte en
cómplice de los saharauis. El desierto y sus arenas enaltecen la causa de los
saharauis que han muerto luchando por la libertad, convirtiéndose en una tumba
anónima en la que descansan los compatriotas que, como dice la autora, lo
entregaron todo para defender a su pueblo. La flor surge entonces como una
imagen sublime e inesperada que glorifica y perpetúa dicha causa y que da lugar
a un llanto que, como la escasa lluvia en las zonas desérticas, conmueve y
llega al alma.
Al igual que sus compañeros poetas, Zahra
el Hasnaui reaccionó inmediatamente a la tragedia del Gdeim Izik y se dirigió
al joven saharaui de 14 años, Nayem el Gareh, asesinado a balazos poco antes de
la intervención militar marroquí en dicho campamento. En un corto pero potente
poema dedicado a Nayem, El Hasnaui dice:
Extraño es este nuevo habitáculo al que te ves reducido,
tú que sobreviviste la inmensidad de la desesperanza.
Extraño es no estar entre los vivos.
[…]
Te vas de nosotros engañando a la muerte,
para renacer con la primavera cada ocho de noviembre.
Te vas sin ruido hacia la tierra que te viste con polvo de
flores.
La escritora abre un diálogo de despedida
con el joven fallecido, quien había sobrevivido catorce años de ocupación
militar; catorce años que ella describe como años de desesperanza. El cuerpo de
Nayem tal vez aparente haber sido reducido a una fosa, pero en cambio ha
regresado a la tierra por la que él murió, convirtiéndose en un mártir de la
causa saharaui. Nayem ya no está físicamente entre los vivos, pero su nombre y
su muerte perdurarán en el corazón de su familia y de su pueblo como parte de
esa primavera que dio comienzo en el año 2010.
Salka Embarek
Salka Embarek es una escritora, poetisa y
activista hispano-saharaui que vive actualmente en Tenerife, las Islas
Canarias. De padre saharaui y madre canaria, Embarek nació en El Aaiún, Sáhara
Occidental, poco antes de la ocupación marroquí. A diferencia de Zahra el
Hasnaui, Salka Embarek y su familia lograron escapar de la zona ocupada.
Posteriormente, Embarek cursó estudios en filología, filosofía y periodismo y
es miembro activo de la Generación de la Amistad (Moya Fernández 2012: 85).
Casi la totalidad de su obra está dedicada a la defensa del derecho a la
autodeterminación de los saharauis y a la defensa de los derechos humanos de su
pueblo.
La fuerza de los poemas de Salka Embarek
reside en la combinación de temas e imágenes enlazados directamente a la lucha
del pueblo saharaui desde la ocupación marroquí hasta la actualidad. En cada
poema se entremezclan emociones correspondientes tanto al dolor físico como al
sacrificio patriótico, desconocidos o ignorados por la comunidad internacional.
El lenguaje y la temática revolucionaria de Embarek son mucho más directos que
los empleados por Zahra el Hasnaui en sus poemas, y la mención directa de la
libertad de su tierra como objetivo principal de su obra acentúa la función
doble de los escritos de Embarek como texto literario y como texto de activismo
político. Embarek dialoga con el lector, se identifica con el paisaje del
Sáhara, reconforta y apoya a sus compatriotas y exige acción por parte de la
comunidad internacional. Sin embargo, a diferencia de Zahra El Hasnaui, Embarek
se enfrenta directamente al invasor, lo señala como culpable y lo reta mientras
reitera la legitimidad de su mensaje.
Una de las características sobresalientes
de los miembros de la Generación de la Amistad es el uso de la tecnología y las
redes sociales como medios esenciales para llevar su obra más allá de los
límites geográficos que ocupan. En el caso de Embarek, además de participar en
diversas antologías poéticas, la publicación de su obra en línea ha facilitado
su activismo político y la transmisión de su mensaje en defensa del Sáhara
Occidental. Uno de sus poemas, Soy el Sáhara, publicado en el sitio web de la
Unión Nacional de Mujeres Saharauis, forma parte esencial del activismo
político presente en la obra de Embarek. El poema dice:
Seré guerra
y cuando sea necesario, seré paz.
Seré la paz de la guerra
y el límite entre ambos
lo marcaré yo.
Que no vuelvan a llamarme fanfarrona,
Que no vuelva ningún ministro
a provocarme,
que durante los años de mi tragedia,
ya le derribé algunos muros
y logré hacer caer sus falsos estandartes.
No hay gobierno usurpador,
ni cruel,
ni rey tan soberano
que pueda mirarme a los ojos,
y negarme que es culpable.
No podrá porque no ha olvidado las veces que le he
enfrentado,
le he descubierto y ganado.
Mírame bien,
porque el timón está en mis manos,
y el viento sopla a mi favor,
no seré yo la que tema,
no seré yo la que pierda,
ni oirás mis palabras en vano.
Ya soy vieja,
Treinta y cuatro años han pasado
Pisando mi cuerpo,
bajo metros de tierra enterrado.
Más de treinta años han dejado
en mi boca sabores amargos,
algunos ya no los siento,
otros se han vuelto brazos,
de líderes desconocidos,
de mujeres en esperanza,
brazos de mártires que vuelven
extendidos a la superficie,
acudiendo a mi llamada,
al de esta vieja que soy yo,
y que ahora vuelve joven
y renovada.
Que no me llamen fanfarrona,
porque mis hijos le responden,
que mi voz no es una sola,
soy el Sáhara.
ESCUCHA BIEN MI NOMBRE
En Soy el Sáhara se hace evidente la
conexión directa de la región del Sáhara Occidental, específicamente su paisaje
y su tierra, con la identidad y el patriotismo de los saharauis. En el poema,
Embarek utiliza una voz fuertemente personal, femenina y altiva en donde
abandona su posición como poetisa para convertirse directamente en el Sáhara.
Ya no es la voz de Embarek la única que produce un mensaje de lucha, de defensa
por lo propio y de seguridad en un futuro independiente, sino que se transforma
en la combinación de las voces de todos sus compatriotas en una, como recalca
en el verso “que mi voz no es una sola”. El Sáhara de este poema no representa
un desierto vacío, árido y abandonado, sino una nación victoriosa, sabia y
rejuvenecida, que reta a sus oponentes y se dirige abiertamente a un “rey tan
soberano” que fácilmente puede traducirse a los reyes marroquíes (Hassan II y
Mohamed VI), culpándolo de las angustias y el sufrimiento vividos en las últimas
décadas. Como en los poemas de Zahra El Hasnaui, Embarek resalta el paso del
tiempo bajo un gobierno opresor y el resurgir de un país nuevo y en control de
su propio futuro, cuyos mujeres, líderes y mártires lograrán liberar. El poema
subraya con letras mayúsculas la importancia de la unión de los saharauis,
todos hijos del Sáhara, cuyo nombre no debe ser olvidado por quienes quieren
arrebatarle la libertad. El uso de letras mayúsculas para acentuar la fuerza de
sus palabras, no es exclusivo del poema Soy el Sáhara. De hecho, el poema El
uso de la palabra, presenta esta misma táctica en palabras como “culpable” y
“nosotros, ¡Sáhara libre!”, en el que se permite a los saharauis alzar su voz
en contra del opresor. El poema El uso de la palabra fue dedicado por Embarek
al “fin de la represión y la violación de los derechos humanos del pueblo
saharaui en los territorios ocupados del Sáhara Occidental por parte del
gobierno marroquí” (Moya Fernández, 2012: 86). El poema dice:
En el uso de la palabra digo,
CULPABLE.
No habrá más silencio
mientras siga tu culpa,
y más tarde, no habrá silencio.
He venido a jurar tu delito
ante el dolor de mis hermanos
vivos enterrados, vivos quemados, vivos muertos...
He venido a entregar mi palabra y mi sangre
donde mi deber es ofrecerla,
a este pueblo mío punzado
de bocas rotas y palabras heridas...
Debes saber, tú, CULPABLE,
artífice de nuestra condena,
que llevo grabada tu culpa
en cada uno de mis fonemas.
Debes saber,
que será legítima mi palabra
allí donde quiera que yo vaya,
porque la voz me ha sido entregada
en nombre de mis ahogados.
A falta de libertad
hemos tallado un lenguaje,
mientras tú nos golpeas,
nosotros cosemos banderas,
mientras tú desgarras nuestros cuerpos
nosotros nos cubrimos de piel nueva,
mientras levantas muros insolentes,
fusilas ojos y gargantas,
a nosotros se nos derrama la voz
entre ríos caudalosos de verdades.
Donde tú dices fuerza,
nosotros libre,
donde dices llanto,
nosotros libre,
donde dices excusa,
nosotros libre,
donde dices violencia,
nosotros libre,
donde dices tuyo…
NOSOTROS ¡SAHARA LIBRE!
En el uso de la palabra digo, denuncio:
CULPABLE
La temática de la revolución y del
sufrimiento vivido por los saharauis continúa como eje central en El uso de la
palabra. Al igual que en Soy el Sáhara, se presenta el uso de la voz en primera
persona, dirigiéndose al extranjero que invade violentamente su patria. En esta
ocasión el Sáhara se ha convertido en un juez que condena la opresión y la
violencia impuestos sin piedad sobre los saharauis y subraya el hecho de que no
tiene intención de rendirse. En el poema, Embarek no construye una voz única y
aislada, sino una voz íntima representativa del colectivo saharaui que utiliza
la palabra, no la violencia, para defenderse. La palabra en este caso se
convierte en símbolo de las protestas pacíficas llevadas a cabo en contra de la
ocupación marroquí en diferentes regiones del Sáhara Occidental, en los
campamentos de refugiados de la frontera con Argelia y a nivel internacional,
pero que han sido acalladas por la influencia del gobierno marroquí en la
política internacional. La libertad soñada por los saharauis se contrapone a la
fuerza, las excusas y la violencia que Marruecos ha traído consigo desde la
ocupación en el 1975. La palabra a la que se refiere el título del poema se
transforma entonces en la voz de los silenciados, en la lucha por la libertad y
en el fin de una tortura que ha durado casi cuatro décadas. Por lo tanto, con
la palabra se rompe el discurso marroquí sobre la legalidad de su apropiación
del Sáhara para dar lugar a un Sáhara libre e independiente.
Los incidentes ocurridos en el campamento
Gdeim Izik impactaron fuertemente a Embarek y reforzaron su intención de
defender el Sáhara Occidental a través de un activismo político constante e
incesante y a través de la poesía. Salka Embarek escribió un poema titulado
Seco Gdeim Izik, en el que se expresa su dolor e indignación por el sufrimiento
de sus compatriotas atacados en el campamento. En el poema, Embarek expresa que
a pesar de la opresión “hay un destino forjado / conocido por mis hermanos / en
los ojos lo llevan las mujeres, / los niños lo levantan en las manos” (Moya
Fernández, 2012: 88) Por lo tanto, hay esperanza y hay confianza en la causa
del Sáhara Occidental, una causa en la que Embarek se identifica directamente
con su tierra y con sus hermanos, los saharauis. En un texto titulado Hijos de
Izik, en los que Embarek combina el ensayo con la poesía, la autora expresa
indignada que “el opresor no ha dejado una herida, no ha formado cicatrices,
nos ha señalado que vamos por el buen camino.” (Moya Fernández, 2012: 91) y
termina con un poema corto que refuerza la convicción del pueblo saharaui a no
rendirse:
Izik,
se rompió el miedo,
Gdeim Izik,
desafío multiforme
de mi pueblo en resistencia.
Izik,
genio cívico y ejemplar,
Gdeim Izik,
participación popular.
Para Salka Embarek, la tragedia ocurrida en
Gdeim Izik no puede verse como un fracaso, sino como una prueba de la
resistencia de sus compatriotas, de la cual salieron victoriosos. Gdeim Izik
confirmó que el temor del Sáhara Occidental ante los marroquíes no existe y que
más que una causa política, es una causa social en defensa de su identidad como
saharauis. Como señala ella misma en su poema No es fácil amar así (publicado
antes del incidente en Gdeim Izik):
[…]
Soy consciente de que mi propósito contigo
es de un compromiso asombroso,
pero te diré que yo iba a ser estudiante,
pastor, traductor de idiomas, ingeniero,
un intelectual discreto, un niño viajante,
lucharía atrevido por rozar tu boca en la noche
paseando libre por mis calles tuyas.
[…]
Que todos lo sepan,
no cederé en mi empeño de amarte,
no antes de lucharte y lograrte,
porque sin ti, patria,
no soy nadie.
Por un Sáhara libre.
El poema no encarna esta vez una
personificación del Sáhara, una voz enfrentada al enemigo o la posición
revolucionaria de Embarek como individuo y como saharaui. En No es fácil amar
así, la voz pertenece a todos los saharauis, independientemente de sus profesiones,
habilidades o educación, esa voz se convierte en la de un solo pueblo que abre
un diálogo con la patria mientras reafirma su compromiso por verla libre algún
día. Gdeim Izik no fue un incidente aislado y pasajero, sino que fue un eslabón
en la cadena revolucionaria del Sáhara Occidental y que ratifica el deber de
todo saharaui de luchar por su libertad.
Conclusión
El pueblo saharaui se distingue por la
proliferación de una literatura comprometida en el que las mujeres tienen un
papel esencial, entre ellas Zahra el Hasnaui y Salka Embarek. Es indiscutible
que la poesía, ya sea escrita o como parte de una antigua tradición oral,
conforma el esqueleto de la cultura saharaui; un esqueleto que le da soporte y
estructura, y que forma parte esencial de la supervivencia de dicho pueblo. La
poesía saharaui va mucho más allá de la admiración del paisaje desértico, el
simbolismo del bubisher7
El rol de las mujeres saharauis en la
literatura de la región ha sido fundamental. De hecho, las mujeres saharauis continúan
siendo protagonistas de un dinámico activismo político y social que a través de
la palabra exige el reconocimiento de la República Árabe Saharaui Democrática y el fin permanente a los
encarcelamientos, desapariciones, torturas y asesinatos cometidos en contra de
sus compatriotas. La obra de Zahra el Hasnaui y Salka Embarek, son ejemplo de
la fuerza de la palabra y de la efectividad de la literatura para plasmar y
transmitir el dolor y el sufrimiento de un pueblo oprimido. Al igual que muchos
saharauis, ambas autoras sufrieron en carne propia la invasión, la huida y el
exilio, por lo que en los últimos años se han dedicado a divulgar con más
fuerza la voz de un pueblo que clama por la devolución de sus tierras. Casi
cuarenta años de ocupación y los incidentes ocurridos en Gdeim Izik han añadido
leña al fuego de la revolución social y literaria a la que pertenecen estas
escritoras. Cada poema constituye una unión indivisible entre la escritora, la
identidad de los saharauis, el Sáhara y el lector y tienen el objetivo de crear
conciencia de la necesidad de adoptar una actitud activa de solidaridad. El
Hasnaui y Embarek presentan y enaltecen un discurso revolucionario en defensa
de su nación y de sus compatriotas, y como mujeres se presentan con fuerza, delatando
y retando al enemigo invasor a través de la palabra. Ellas, al igual que muchas
otras saharauis, seguirán escribiendo y seguirán luchando hasta lograr la tan
anhelada libertad del Sáhara Occidental.
--------------------------------
1 Gabriel Celaya Leceta (1911-1991) fue un conocido poeta español que
perteneció a la generación literaria de posguerra. Celaya defendió
fervientemente la idea de una poesía no elitista y fue uno de los
representantes más destacados de la poesía “comprometida” o poesía social en el
que la poesía se convirtió en una herramienta esencial como método de denuncia,
testimonio y protesta.
2 “Jaima” es el nombre con el que se le conoce a las tiendas de campaña
de los pueblos que viven en el desierto.
3 Se le conoce como la Marcha Verde a la entrada de más de 350,000
marroquíes (civiles y militares) al territorio del Sáhara Occidental el 6 de
noviembre de 1975 (Campoy-Cubillo 2012: 155). La Marcha Verde fue anunciada e
incitada por el rey de Marruecos, Hassan II, quien exhortó a los ciudadanos
marroquíes a ocupar el Sáhara Occidental como parte de su plan expansionista.
Como explica Alejandro García en un estudio sobre el conflicto en el Sáhara:
“(…) la Marcha fue una jugada maestra de Hassan para recuperar la iniciativa y
legitimarse por fin en el trono” (2010:63).
4 El Acuerdo Tripartito de Madrid (también conocido como los Acuerdos de
Madrid) se llevó a cabo el 14 de noviembre de 1975 entre España, Marruecos y
Mauritania. A través de dicho acuerdo, España transfirió la autoridad administrativa
sobre el Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania. Sin embargo, en dicho
acuerdo España no transfirió la soberanía sobre el Territorio ni confirió a
ninguno de los dos países en cuestión la condición de potencia administradora
del Sáhara Occidental. El Acuerdo Tripartito de Madrid ha sido desde entonces
blanco de fuertes controversias políticas tanto a nivel nacional e
internacional, ya que la Organización de las Naciones Unidas ha cuestionado
fuertemente la validez de dicho tratado, por lo que hasta el día de hoy el
Sáhara Occidental aún figura en la lista de territorios pendientes de
descolonización.
5 El Frente Polisario es el movimiento de liberación nacional del Sáhara
Occidental creado inicialmente (1973) en favor de la independencia del dominio
colonial español y posteriormente para defender el territorio de la ocupación
marroquí con el propósito de alcanzar la autodeterminación del pueblo saharaui.
6 En el año 1991, se creó la Misión de Naciones Unidas para el referéndum
en el Sáhara Occidental, también conocido como Minurso (por sus siglas en
francés Mission des Nations Unies pour l'Organisation d'un Référendum au
Sahara. El referéndum que constituye el objetivo principal de la misión se ha
convertido en una disputa entre Marruecos y el Polisario sobre quiénes tienen
derecho al voto. La disputa hasta el día de hoy no sido resuelta
(Campoy-Cubillo 2012: 155).
7 El bubisher es el pájaro que, según los saharauis, trae suerte y
esperanza. En el año 2003 la editorial Puentepalo (de Las Palmas de Gran
Canaria) publicó una antología poética saharaui titulada Bubisher: poesía
saharaui contemporánea, en la que participaron seis jóvenes poetas saharauis
pertenecientes a la Generación de la Amistad.
Bibliografía
Campoy-Cubillo, A. Memories of the Maghreb. New York: Palgrave Macmillan
2012.
El Hasnaui, Zahra. “Nayem” en Moya Fernández, C. (ed) La primavera
saharaui: Escritores saharauis con Gdeim Izik. Madrid: Bubok Publishing S.L.
2012, pp. 98.
——. “Voces” en Um Draiga: Poesía saharaui contemporánea. Zaragoza:
Diputación de Zaragoza y Um Draiga 2007, pp. 116.
——. “El año diez y uno” en Um Draiga: Poesía saharaui contemporánea.
Zaragoza: Diputación de Zaragoza y Um Draiga 2007, pp.117.
——. “Una flor” en Um Draiga: Poesía saharaui contemporánea. Zaragoza:
Diputación de Zaragoza y Um Draiga 2007, pp.118.
Embarek, Salka. “En el uso de la palabra” en Moya Fernández, C. (ed) La
primavera saharaui: Escritores saharauis con Gdeim Izik. Madrid: Bubok
Publishing S.L. 2012, pp. 86-87.
——. “Seco Gneim Izik” en Moya Fernández, C. (ed) La primavera saharaui:
Escritores saharauis con Gdeim Izik. Madrid: Bubok Publishing S.L. 2012, pp.
88.
——. “Hijos de Izik” en Moya Fernández, C. (ed) La primavera saharaui:
Escritores saharauis con Gdeim Izik. Madrid: Bubok Publishing S.L. 2012, pp.
89-91.
——. “No es fácil amar así.” Poesía de mujer saharaui. Unión Nacional de
Mujeres Saharauis. Web. http://mujeressaharauisunms.blogspot.com/p/poesia-de-mujer-todos-los-saharauis-y.html
[último acceso 7/5/2014].
——. “Soy el Sáhara.” Poesía de mujer saharaui. Unión Nacional de Mujeres
Saharauis. Web. http://mujeressaharauisunms.blogspot.com/p/poesia-de-mujer-todos-los-saharauis-y.html
[último acceso 7/5/2014].
García, A. La historia del Sáhara y su conflicto. Madrid: Catarata 2010.
Generación de la Amistad. Um Draiga: Poesía saharaui contemporánea.
Zaragoza: Diputación de Zaragoza y Um Draiga 2007a.
——. Treinta y uno, Thirty One: A Bilingual Anthology of Saharawi
Resistance Poetry in Spanish. Leeds, UK: Ed. Sombrerete y Sandblast 2007b.
Juliano, D. La causa saharaui y las mujeres: “siempre hemos sido muy
libres”. Barcelona: Icaria Editorial 1998.
Moya Fernández, C., “Introducción.” La primavera saharaui: Escritores
saharauis con Gdeim Izik. Madrid: Bubok Publishing S.L. 2012
Pastrana, Eva. “La ONU seguirá «de safari» en el Sáhara Occidental”
ABC.es [2/5/2014] http://www.abc.es/internacional/20140501/abci-minurso-sahara-derechos-humanos-201404302202.html
[último acceso 7/5/2014].
Pineda, F. La mujer en la revolución saharaui. Córdoba: Excma 1991.
Pozo, Begoña (2009). “La poesía tres veces rebelde de Zahra el Haznaoui”.
III Seminario Internacional de Estudios Transversales “Visiones del exilio:
literatura, pintura y género.” Alicante, Universitat de València. 2009.
San Martín, P. y Bollig, B. “Poesía saharaui: lucha y resistencia en el
Sáhara Occidental.” Confines: Arte y cultura desde la Patagonia. 15 (2008), sp.
http://www.confinesdigital.com/conf15/poesia-saharaui.html [último acceso
7/5/2014].
——. “Introducción” en Generación de la Amistad. Treinta y uno, Thirty
One: A Bilingual Anthology of Saharawi Resistance Poetry in Spanish. Leeds, UK:
Ed. Sombrerete y Sandblast 2007.
Sobero, Y. Sáhara: memoria y olvido. Barcelona: Editorial Planeta 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario