Texto: Bahia M. Awah. Ilustración: Fadel
Jalifa. Video: Conchi Moya
La lluvia para el alma saharaui es la fuente
de inspiración de la cual emanan los más relevantes acontecimientos sociales.
Riqueza, júbilo, estabilidad y coexistencia social en torno a su modo de vida y
organización. El calendario pastoril saharaui, durante el siglo XIX hasta el XX
ingresó en su anuario oral, muchos nombres que inmortalizan los años de
notables lluvias registradas en la memoria colectiva. Retazos de la
antropología saharaui que fueron recogidos y estudiados por Julio Caro Baroja
en su obra Estudios Saharianos, pinceladas tales como عام العارظ Am el ared[1], عام اسحاب لمتين Am eshaab lemtina[2], عام لحبالي Am lehbalia[3], عام كسر اجمال Am kaser eymaal[4], عام افربك اهل لبصير Am
frig Ahel Lebsir, correspondiente al año 1947 en el que unas riadas
exterminaron casi toda la familia Lebsir. Las nubes, cuando precipitan, cobran
una interpretación cósmico-espiritual en la filosofía y el espíritu de los
saharauis, un tema que el clásico saharaui Salama Uld Eydud recogió en los años
sesenta en estos versos que enviaba a su rival en el buen verso, su primo
Yedehlu Uld Esid. Díganle a Yedehlu que esta morada /que limpia el alma es todo
agua, /desde Tishía hasta El Mahyub, /del Guetma al pozo Deyan. /Y díganle que
en este lugar/ su gente desborda alegría, /gozo a plena luna y trashumancia (…)
También el año en el que no haya llovido y los
animales se mantienen fuertes y gordos, los saharauis le dan otra optimista
lectura como es el caso de العام لمبارك Am
Lembarec, el año de la gracia de Dios, un gesto de respeto hacía el
comportamiento de la naturaleza a pesar de que les haya dado la espalda
mostrando otra cara menos amable.
Salama Uld Eydud informaba en un largo
talaa[5] sobre las bondadosas lluvias que precipitaron en la región de Tiris,
lugar donde el poeta nacional nomadeaba con su familia y sus ganados de
camellos. Los nombres de la toponimia saharaui que Salama citaba en el poema,
cada uno en sí es un verso por su sonoridad en la poesía hasania. En esta
cultura la mejor noticia que el beduino cuenta a sus invitados, bien sean
pastores, buscadores de camellos o bauaha,[6] es la referida a las nubes que
dejan precipitaciones y que el saharaui registra en sus ojos, guarda en su
memoria y espera ansioso sus frutos y verdor.
Preocupado por las lluvias pronosticadas la
semana pasada en el sur de Argelia en los campos de refugiados y en los
limítrofes territorios saharauis, pregunté a mis hermanas Eshtari min ajbar
eshaab, ¿Qué hay de las lluvias? Desde su exilio, tal vez por el instinto
saharaui que conservamos respecto a las lluvias, aunque ya no tenemos camellos,
me contaron que llovió en Tiris y Zemur e incluso en su lugar de exilio, la
Hamada de Tinduf. En estos últimos años los refugiados han sufrido diluvios y
han perdido en varias ocasiones todas las precarias infraestructuras construidas
durante más tres décadas. Por eso mi preocupación y las preguntas a mis
hermanas. Pero mi esperanza anida en el pensamiento filosófico saharaui que
reza “las lluvias arreglan cuanto dañan”.
Bibliografía:
“Estudios Saharianos”, Caro Baroja, Julio.
Editorial Júcar Universidad, 1990.
Traducción de los versos, Mahmud Awah, Bahia,
en “Tiris, rutas literarias” editorial Ultima Línea 2015.
------------------------
[1] El año
del buen chaparrón
[2] El año
de las fuertes lluvias
[3] El año
de la flor de Lehbalia tras las buenas lluvias
[4] El año
de las fractura de las patas de los camellos debido a su peso provocado por el
buen pasto de las generosas lluvias de ese año.
[5] Poema
extenso en hasania.
[6] Plural
de bauah. Exploradores de las lluvias y aguas de pozos en la cultura beduina
saharaui y mauritana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario