martes, octubre 01, 2019

Eshtari min ajbar eshaab, ¿qué hay de las lluvias?


Texto: Bahia M. Awah. Ilustración: Fadel Jalifa. Video: Conchi Moya
La lluvia para el alma saharaui es la fuente de inspiración de la cual emanan los más relevantes acontecimientos sociales. Riqueza, júbilo, estabilidad y coexistencia social en torno a su modo de vida y organización. El calendario pastoril saharaui, durante el siglo XIX hasta el XX ingresó en su anuario oral, muchos nombres que inmortalizan los años de notables lluvias registradas en la memoria colectiva. Retazos de la antropología saharaui que fueron recogidos y estudiados por Julio Caro Baroja en su obra Estudios Saharianos, pinceladas tales como  عام العارظ Am el ared[1], عام اسحاب لمتين   Am eshaab lemtina[2], عام لحبالي  Am lehbalia[3], عام كسر اجمال   Am kaser eymaal[4], عام افربك اهل لبصير Am frig Ahel Lebsir, correspondiente al año 1947 en el que unas riadas exterminaron casi toda la familia Lebsir. Las nubes, cuando precipitan, cobran una interpretación cósmico-espiritual en la filosofía y el espíritu de los saharauis, un tema que el clásico saharaui Salama Uld Eydud recogió en los años sesenta en estos versos que enviaba a su rival en el buen verso, su primo Yedehlu Uld Esid. Díganle a Yedehlu que esta morada /que limpia el alma es todo agua, /desde Tishía hasta El Mahyub, /del Guetma al pozo Deyan. /Y díganle que en este lugar/ su gente desborda alegría, /gozo a plena luna y trashumancia (…)
También el año en el que no haya llovido y los animales se mantienen fuertes y gordos, los saharauis le dan otra optimista lectura como es el caso de العام لمبارك  Am Lembarec, el año de la gracia de Dios, un gesto de respeto hacía el comportamiento de la naturaleza a pesar de que les haya dado la espalda mostrando otra cara menos amable.
Salama Uld Eydud informaba en un largo talaa[5] sobre las bondadosas lluvias que precipitaron en la región de Tiris, lugar donde el poeta nacional nomadeaba con su familia y sus ganados de camellos. Los nombres de la toponimia saharaui que Salama citaba en el poema, cada uno en sí es un verso por su sonoridad en la poesía hasania. En esta cultura la mejor noticia que el beduino cuenta a sus invitados, bien sean pastores, buscadores de camellos o bauaha,[6] es la referida a las nubes que dejan precipitaciones y que el saharaui registra en sus ojos, guarda en su memoria y espera ansioso sus frutos y verdor.
Preocupado por las lluvias pronosticadas la semana pasada en el sur de Argelia en los campos de refugiados y en los limítrofes territorios saharauis, pregunté a mis hermanas Eshtari min ajbar eshaab, ¿Qué hay de las lluvias? Desde su exilio, tal vez por el instinto saharaui que conservamos respecto a las lluvias, aunque ya no tenemos camellos, me contaron que llovió en Tiris y Zemur e incluso en su lugar de exilio, la Hamada de Tinduf. En estos últimos años los refugiados han sufrido diluvios y han perdido en varias ocasiones todas las precarias infraestructuras construidas durante más tres décadas. Por eso mi preocupación y las preguntas a mis hermanas. Pero mi esperanza anida en el pensamiento filosófico saharaui que reza “las lluvias arreglan cuanto dañan”.
Bibliografía:
“Estudios Saharianos”, Caro Baroja, Julio. Editorial Júcar Universidad, 1990.
Traducción de los versos, Mahmud Awah, Bahia, en “Tiris, rutas literarias” editorial Ultima Línea 2015.
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[1] El año del buen chaparrón
[2] El año de las fuertes lluvias
[3] El año de la flor de Lehbalia tras las buenas lluvias
[4] El año de las fractura de las patas de los camellos debido a su peso provocado por el buen pasto de las generosas lluvias de ese año.
[5] Poema extenso en hasania.
[6] Plural de bauah. Exploradores de las lluvias y aguas de pozos en la cultura beduina saharaui y mauritana.

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