A finales
del año 1884 España se adueñaba del territorio del Sáhara Occidental como
resultado de los Acuerdos de Berlín, cuando Europa se repartió las colonias del
continente africano.
Casi un
siglo de presencia colonial española en el territorio del Sáhara Occidental,
pudo pasar desapercibida si no fuera por la lengua. El idioma español o
castellano es el legado más útil que España dejó a los saharauis, es el aporte
más valioso que recibió la cultura saharaui desde finales del siglo XIX.
Los
saharauis que vivían repartidos por el territorio de acuerdo al sistema tribal
y que se movían de un lugar a otro, tuvieron siempre la convicción de que sólo
su unidad era la base de su permanencia, sólo la unión, aún siendo de forma
coyuntural, les permitía la
supervivencia.
A lo largo
de muchos siglos se sucedieron los intentos de diferentes potencias por
conquistar el territorio de Saguia el Hamra y Río de Oro, las dos regiones en
que se dividía el actual Sáhara Occidental, sin embargo muchos fracasaron gracias
a la solidez de la alianza de las tribus del Sahara para defender su
territorio.
Cuando llegaron,
a finales del siglo diecinueve, los primeros conquistadores españoles a las
costas de Río de Oro, ya sabían de la historia de las tribus guerreras
saharauis y venían preparados para conquistar a los habitantes del Sahara, de
una manera poco usual, para unos conquistadores conocidos por su hostilidad.
Los primeros
españoles, aunque fueron militares, usaron el comercio, como primer armamento
para seducir y rendir a los saharauis. Las distintas tribus del territorio
aceptaron la presencia de los extraños a cambio de lo que éstos podían traerles
de más allá del mar.
De esta
manera España se apoderó del Sahara Occidental, aunque no fue de manera efectiva en la totalidad del
territorio hasta el año 1934.
Las tribus
saharauis que a finales de los años treinta fueron prácticamente desarmadas por
la conspiración franco española, empezaban a transitar hacia una vida nueva con
más resignación que deseo.
La política
colonial para controlar a las diferentes tribus, sumado a las necesidades económicas
posibilitó que los puestos militares y los pequeños pueblos se convirtiesen en
núcleos urbanos, en algunos casos muy importantes como en Villa Cisneros, Smara
o en El Aaiún, la capital del Sáhara.
Fue durante
esa época cuando hubo más interacción entre la población nativa del territorio
y la de la metrópoli.
Se crearon
las escuelas y empezó la enseñanza, los niños del Sáhara comenzaron a aprender
el español y los maestros españoles empezaron a conocer el hasanía.
Los
trabajadores saharauis estuvieron obligados a aprender la lengua nueva para
poder entenderse con los españoles. Para trabajar tanto en la administración,
como en la pesca, en la construcción, o en el ejército (los trabajos que
entonces había) los saharauis tuvieron que aprender a comunicarse en una lengua
diferente a la suya, llevados más por la necesidad que por el afán de
aprendizaje.
De esta
manera se fueron estableciendo las condiciones necesarias para que el español
fuese la lengua en que se comunicasen españoles y saharauis y que aquel primer
encuentro entre colonos y nativos, mediante gestos, pasase al olvido.
El español
se enriqueció a lo largo de ocho siglos de la lengua árabe, miles de palabras
son muestra de esa valiosa influencia. Muchos siglos después el español
llevaría su riqueza y su novedad al hasanía, la lengua de los saharauis.
El hasanía
es un dialecto del árabe que se habla
además del Sáhara Occidental en Mauritania, con la diferencia de que en Mauritania
tiene influencias, sobre todo, del francés así como de lenguas del África
subsahariana.
El español
trajo consigo los nombres novedosos, todo el mundo de la tecnología y toda la
cultura y la convivencia de casi un siglo de colonialismo, con todas sus
características, su alimentación, su vestimenta, sus tradiciones, sus
construcciones, sus celebraciones, su música.
Al cura, cura, al puesto, buesto, al fuerte, fuerte,
a la playa, blaya, a la guitarra, guitara…
El lugar
donde se abrió el verdadero espacio para el aprendizaje por los saharauis fue
en “Sicuila”, la escuela, el lápiz, labís, la pluma, bluma,
la carpeta, crubita y la mesa, misa.
En la alimentación dejaron nombres de platos, nombres de frutas,
hortalizas, granos etc. nombres de marcas comerciales que por antonomasia se
convirtieron en nombres de determinados productos y los saharauis apodaron con
nombres españoles algún que otro plato
Muchos
españoles que vivieron en el, entonces, Sáhara Español, recuerdan con nostalgia,
palabras y frases aprendidas del hasanía, durante su convivencia con los
saharauis. Hoy se sirven de Internet y sus llamadas redes sociales para
rescatar o mantener esos lazos de la historia, para recordar ese breve encuentro
entre dos lenguas, el punto donde se juntaron haciendo posible la comunicación
y la convivencia.
En la literatura oral saharaui y, sobre todo, en la poesía hay huellas
del español. Muchos poetas saharauis en hasanía tuvieron la osadía creativa de
mezclar las dos lenguas, e ir en contra de las reglas y de los criterios de la
poesía en hasanía.
Ejemplo de esta mezcla tenemos una estrofa del poeta Salama Uld Eydud,
donde respondía a unos versos del poeta, Yidehlu Uld Esid, en los que utilizaba
varios términos en castellano y se los mandaba como un reto.
يالي بيعلك مولن لغن فات اكبيل ارء ماس
خاتر لكطاع يغير انا ذى الخاتر عند ماه خاس
و انت عند اطراس الي
كلت و ديك و
اربيظو و اطراس
مانك له تسلك لوعت افرنكو
و ريو و اباس
Tú a quien el Señor ya confió [1]
el
don de la poesía, haz más*.
Pero
prefieres la controversia,
y
lo que me pides tengo de sobra.
Y
con ese “atrás”
que has dicho
así
como “diga”,
“rápido” y “atrás”
de
mi no te salvarás aunque fueras
“Franco” y
“su rey”
y “paso”
además,
* “hará más” en el texto en hasanía.
En todos los aspectos de la vida de los
saharauis, hasta en lo más tradicional, de algún modo, se ha colado la lengua
española.
En los sobrenombres o apodos que los saharauis
tienen la costumbre de poner detrás de los nombres de las personas, generalmente, para diferenciarlas de otras del mismo nombre.
Ahmed el
rubio, Ahmed el rata, Ahmed el bicho, Ahmed el asesino, Ali el chino,
Brahim el barbero, Lehsen el gallego etc.
Son innumerables los ejemplos de nombres de personas
como estás, que muestran como el uso del apodo algo muy corriente en la cultura
saharaui se aprovechó del español para enriquecerse.
Es curioso
el viaje de ida vuelta que tiene la lengua, por lo menos en el caso que nos ocupa.
Una palabra de origen árabe llega al español y se convierte en término de esa
lengua. Tiempo después regresa desde el español al hasanía y se convierte en
palabra de uso común, o sea del árabe va al español para volver de nuevo al
árabe, en este caso al hasanía.
Alcohol, del
árabe kuhúl pasa a formar parte del
hasanía a partir del español y se dice alcohol.
Dado, del
árabe a-adad, números, llega al
hasanía con un cambio en la última vocal, dadu.
Jarabe, del
árabe sharab, pasa al hasanía como jarabi, cambiando la letra e por la
letra i. etc.
Algunos
verbos y su conjugación adaptada al hasanía son de uso muy corriente, como: salti- saltar, servi- servir, bari-
parar, etc.
Evidentemente
la mayoría de los vocablos del español al pasar a formar parte del hasanía lo
hacen con cierta adaptación fonética, que por consiguiente cambia ligeramente
su pronunciación. Asimismo el plural cambia a la forma de la nueva lengua.
Ejemplo, el
plural de caja, caja también en hasania, es cajat,
el plural de bacat, paquete, es bcaquet, el plural de labís, lápiz es lbabís, sabat, zapato, sería sababit,
así como el de rueda, rueda en hasanía,
es ruauid, etc.
Por alguna
razón, tal vez debido a la mayor presencia de canarios y españoles de Andalucía
en el Sáhara, las palabras con sonido “z” y “c” han pasado al hasanía como sonido
“s”. Ejemplo zapato en hasanía es sabat,
taza, es tasa, plaza, es blasa, o garbanzo, garbansu. Nótese, también que las palabras que originalmente tienen
la letra “p” al pasar al hasanía se conmuta por la letra “b”, debido a que el
hasanía, como el árabe, no posee el sonido “p”.
La presencia
del español en esta variante del árabe que hablan los saharauis, es un tema que
merece y necesita todavía mucho estudio e investigación. Hasta el momento no ha
habido un estudio de gran amplitud ni profundidad que pueda ser una referencia
para los investigadores, lingüistas, antropólogos, etc. que quieren acercarse y
conocer este curioso fenómeno de adaptación y asimilación del español por el
hasanía.
Es un fenómeno
de gran relevancia para los saharauis y para su identidad cultural y
lingüística dentro de la región. Más cuando parece que ese proceso de
asimilación e incorporación de nuevos vocablos al hasanía aún no ha terminado
ya que el español sigue acompañando al hasanía.
No hay que
olvidar que el español en el Sáhara Occidental, es una de las lenguas
oficiales. Por lo tanto la emigración de palabras entre ambas lenguas, en el
Sáhara, va a ser permanente. Gran parte de la población usa para comunicarse de
forma normal, en su vida diaria, una combinación de las dos lenguas.
El español,
como lengua, constituye para los saharauis un enlace con el mundo, sobre todo,
con España y los países de América Latina y la política del estado saharaui es
fomentarlo, fortalecerlo y cuidarlo como un bien cultural, como un rasgo
característico de un pueblo sobre el que se ciñe, además de la ocupación de
gran parte de su territorio, la amenaza de suplantar el español por la lengua
francesa, que tiene la hegemonía en toda la región. En el Sáhara que está bajo
la ocupación de Marruecos, a lo largo de los últimos 38 años se ha intentado sacar
el español de las mentes y de los corazones de los saharauis. En las escuelas
se estudia en francés, toda la nomenclatura oficial está en francés, los
nombres de las calles, las ciudades, se escriben como se pronuncian en francés
y cualquier vestigio de la lengua española ha sido, prácticamente, borrado. A
pesar de ello los saharauis han podido mantener una lengua que sienten como
suya y en las casas y en reuniones y encuentros siguen hablando en español. En
las manifestaciones reivindican sus derechos en español, gritan sus
aspiraciones y sus sueños de libertad en español. En la misma lengua de quienes
los abandonaron y entregaron a la ocupación y a la invasión. Parece paradójico,
pero como ya he indicado, la lengua es lo único realmente útil que el
colonialismo nos dejó y los saharauis siempre hemos sabido que el español, más
allá del comportamiento de los gobiernos de España con el pueblo saharaui, es
un puente de encuentro no solo con los pueblos de España, también, es el camino
de acceso a la parte del mundo donde más se habla español, es una vía para
llegar y encontrarnos con América Latina y la diversidad de sus países y
culturas.
Me gusta mucho una reflexión de la escritora María Jesús
Alvarado, hija de una maestra canaria que enseñó a cientos de saharauis de
Villa Cisneros.
Ella, que pasó su infancia entre saharauis, escribió un hermoso
libro dejando patente esa unión que se construyó entre lenguas y personas.
“El pasado no queda atrás; crece con nosotros
cada día y nos acompaña al mañana. Si olvidamos no tenemos vida. Y la vida es
el único juego: cada uno pone su historia y lo demás… es suerte mulana”.
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Bibliografía.
José A. Esteban (Ed.) “España en África, la
ciencia española en El Sáhara Occidental, 1884-1976” .
Bahía Awah, “Tiris, rutas literarias”
Editorial Sepha.
María Jesús Alvarado, “Surte Mulana”
Editorial Puentepalo.
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