«Nunca la hemos considerado una lengua
colonial de imposición», explica el poeta Bahia Mahmud Awah, cuando se cumplen
cuarenta años del abandono de la provincia africana
España se desprendió del Sáhara Occidental
hace ahora cuarenta años, y lo hizo, además, de una forma muy poco honrosa: el
14 de noviembre de 1975, firmó un acuerdo por el que cedía el territorio, que
entonces tenía categoría de provincia, a Marruecos y Mauritania. Los civiles
españoles fueron evacuados apresuradamente y los últimos militares se marcharon
del país dos meses después, llevándose la bandera que acababan de arriar. Pero
algo permaneció: el idioma español, que para entonces tenía ya casi un siglo de
tradición en el territorio, sobrevivió al abandono de la metrópoli y se
convirtió además en un símbolo de resistencia contra el ocupante marroquí. Los
turistas desprevenidos suelen quedarse atónitos al toparse, en mitad del
desierto, con algún pastor de dromedarios que se dirige a ellos en un
castellano que más parece de Salamanca, e incluso en los campos de refugiados
de Argelia, a pesar de las décadas de exilio, ha pervivido el idioma.
También se sigue produciendo literatura
saharaui en español, con representantes como la denominada Generación de la
Amistad, un colectivo del que el poeta Bahia Mahmud Awah es miembro fundador.
Hijo de una familia nómada, Awah nació en 1960 en la región de Tiris, en la
zona de Río de Oro, y se formó en La Habana y Madrid. Además de numerosas obras
literarias, es coautor del libro 'El porvenir del español en el Sahara
Occidental'.
¿Por qué se ha mantenido el español en
el Sáhara Occidental?
Nosotros los saharauis nunca hemos
considerado el español como una lengua colonial de imposición, como sucedió en
otras partes de nuestro continente africano, como Senegal, por citar un
ejemplo. El español convivió con nuestra lengua hasania durante un siglo y dejó
raíces de su presencia tanto cultural como literaria. Fue una coexistencia
lingüística y cultural que, tras el abandono vergonzoso y de traición de la metrópoli,
hemos considerado un patrimonio lingüístico y un factor más de nuestra
identidad histórica, en un espacio geográfico donde predomina la política de la
francofonía. Nuestra dirección nacional así lo considera y lo fomenta como
segundo idioma que ha llevado nuestra lucha a los pueblos latinoamericanos e
hispanos en general.
¿Ha sido una supervivencia difícil?
El régimen marroquí, al ocupar los
territorios saharauis, eliminó totalmente el español para confundir la
naturaleza y estatus del Sáhara Occidental como excolonia española, registrada
en la ONU como uno de los 17 territorios no autónomos que faltan por ejercer su
derecho a la independencia. Persiguió a los saharauis que lo hablaban en las
ciudades ocupadas y practicó represalias contra toda una generación de
saharauis que lo compaginaban con nuestro hasania. Impuso en su lugar la
verdadera y, por ello, no aceptada lengua colonial, que es el francés, e
intentó doblegar también a los saharauis a través de la política de francofonía
impuesta en muchos países africanos. Pero los saharauis no sucumbieron a esa
política de adoctrinamiento marroquí. Enseñaron la lengua española a sus hijos
de forma clandestina en sus casas y en el desierto, y en sus manifestaciones
contra el régimen gritan en español «¡Fuera Marruecos!» y «¡Chiquillo,
chiquilla el rey Yahrag beyu!», es decir, «¡reyezuelo, reyezuelo y su padre al
infierno!».
Estos días se cumplen cuarenta años de
la traicionera marcha de España. En este tiempo, ¿cómo han evolucionado los
sentimientos de la población hacia nuestro país?
Es cierto que son ya cuarenta años de
lucha. Pero, a pesar del dolor y el largo exilio, los saharauis no guardamos
ningún rencor hacia los pueblos de España. Todo de lo contrario: les tenemos
gran cariño, solidaridad y aprecio por acompañarnos durante todos esos años de
nuestro proceso de liberación. Si no hubiese sido por el apoyo y la solidaridad
de estos pueblos hermanos, nos habría resultado difícil seguir luchando contra
los vientos y mareas de la injusticia colonial y de ocupación.
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