La situación de los saharauis fue empeorando
desde los primeros momentos en que fueron invadidos a finales de 1975 por el
país vecino, Marruecos, en complicidad con España, ex metrópoli del territorio.
A raíz del empuje desenfrenado del ejército
real marroquí hacia el Sáhara, gran parte de la población tomó el arduo y largo
camino del exilio. Y desde entonces, hasta hoy día, fueron obligados a vivir en
una de las parcelas más duras del desierto de la hammada.
En estos lugares levantaron sus jaimas, en
espera de que la comunidad internacional cumpla con sus resoluciones, que abogan
por el principio de autodeterminación de los pueblos.
El refugio saharaui es más bien una tierra
pedregosa y descarnada donde la vida resulta sumamente difícil. Más de cien mil
personas residen en situación precaria desde comienzos del contencioso
saharaui-marroquí.
Dispersados administrativa y territorialmente
en cinco campamentos que llevan el nombre de sus ciudades de origen.
Estos campamentos vuelven a ser noticia en
estos días al ser azotados por fuertes lluvias que se prolongaron por más de
una semana. Hecho que acentuó aún más las precarias condiciones en que viven
desde hace cuarenta años en territorio argelino.
Cronológicamente, las lluvias e
inundaciones que causaron daños humanos y materiales a lo largo de los años de
refugio se pueden resumir de la siguiente manera: la torrencial lluvia del año 1978,
las inundaciones de 1987, pasando por el temporal de 1994, sin olvidar las
catastróficas lluvias del 2006 y finalmente, las lluvias actuales del 2015.
Mohamidi Fakal-la
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