miércoles, julio 28, 2010

La camella triste



*Relato aparecido en el número 27 de la revista Shukran

En las afueras del campamento, en un corral de alambradas esta encerrada la chaila Biada, una camella tan blanca como la nieve, mantiene su eterna mirada hacia el oeste, a hacia la tierra del Sahara Occidental, donde ella y sus compañeras de manada vagaron en plena libertad por los ríos, los llanos y bebieron en los pozos de las ciudades del norte de Bir lehlu, Tifariti, Mahbes y en los poblados sureños de Zug, Aguenit y Auserd.

Biada está afligida, no entiende por qué esta enjaulada y privada de su libertad; ¿por qué no surge una dal-la y se le acerca amistosamente, o aparece un dayar desesperado que busca sus camellos extraviados?; ¿por qué su alimento cambió del salado askaf a una mezcla de harina y agua?; ¿qué hacen en este inhóspito desierto centenares de jaimas a las que no acude ni una manada de camellos ni un rebaño de ovejas?; ¿por qué todos los niños del campamento tienen la cara pálida y el cuerpo desnutrido?; ¿por qué las mujeres están solas?; ¿adónde se fueron los hombres?.


Abdurrahaman Bud-da

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