lunes, noviembre 30, 2009

Crónicas desde los campamentos. Para Aminetu Haidar


Mientras continuaban mis preocupaciones, un tormento de desasosiegos e inquietudes por la suerte que podría correr tu vida, amanecía Id El Adha , correspondiente este año al 27 de noviembre de 2009. Ya la noche anterior lo había advertido a mis compañeros en un correo, iría el mismo día a esa pascua grande y me plantaría frente a todos con mis pancartas y mi conciencia, con un único mensaje, ese día los escritores saharauis de la Generación de la Amistad estamos contigo. Y “contigo ese día” sobrepasa el significado de las palabras. Quiero decir estamos contigo sin pensar en conseguir el cordero que todos buscaban para saldar tal vez una sunna, deuda religiosa más que moral.

La noche anterior preparé con pocos y rudimentarios medios unas pancartas pensando en los mensajes que quería hacer llegar a los orantes. Y allí me presenté el día del rezo, que tenía lugar en medio de una polvorienta explanada, de grisáceo y agrio suelo. Y al concluir la oración del Id, sobre un pequeño estrado hecho de un barro gris del mismo suelo, subió el imam de la wilaya para cumplir con su arenga religiosa.

La escuché con atención, fijándome más en lo solidario que el contenido religioso, porque bien sé que cada creyente saharaui es señor de su creencia, a diferencia de lo que ocurre en otros países. El imam, licenciado en derecho en los años setenta, de aquellos primeros jóvenes saharauis que estudiaron en universidades árabes, habló de Aminetu Haidar, de su lucha, de sus principios, de su huelga de hambre por su identidad y el retorno a su patria El Aaiun, Sahara ocupado. El imam habló del egoísmo del gobierno español y las sucesivas traiciones a los saharauis. Pidió a Dios que mantenga a Aminetu entre nosotros porque sus hijos y los oprimidos saharauis la necesitan hoy más que nunca.



Al término de la oración me acerqué al estrado con mis sobrinos, Elisabeth una amiga noruega y dos periodistas de la Radio Nacional saharaui que se unieron a nosotros, portando pancartas y panfletos. Muchos curiosos se acercaron a leer el mensaje de Generación de la amistad.

“Aminetu, los escritores saharauis de la Generación de la Amistad hoy en este Id no vestiremos ropa nueva, ni sacrificaremos corderos. Sentimos tu dolor y te acompañamos en tu lucha”.

“No estás sola porque contigo están Eduardo Galeano, José Saramago y muchos más amigos anónimos y de principios”

“PSOE, gobierno español y Marruecos cómplices contra los derechos humanos”

… entre otros muchos mensajes de apoyo.

Los medios nacionales se percataron de nuestra presencia y se nos acercó la televisión saharaui, RASD- TV, para recoger nuestro mensaje, y también el vice alcalde de la wilaya que nos tomó fotos para su revista local y nos agradeció el gesto. Al final de todo llegaba la hora del sacrificio y estreno de la ropa. Mis compañeros y yo nos dirigimos de vuelta a la familia con el mismo compromiso y la ropa que llevábamos hace semanas, pero con la conciencia tranquila de haber apoyado y recordado a Aminetu y a los siete activistas en la cárcel marroquí de Salé. Y así fue nuestro Id El Adha en la wilaya de El Aaiun, sin estrenar ropa y sin cordero pero con Aminetu y los presos políticos saharauis.



Bahia Mahmud Awah

viernes, noviembre 27, 2009

Aminatu, la libertad




Hoy, querida hermana, estoy triste, como ayer.
Quiero que sepas que estoy sentado a tu lado,
leyendo los versos que nacen de tu nombre.
Que te miro a los ojos y veo la luz que brillará un día,
y el fuego que arderá para darnos calor,
y el resguardo que protegerá la ciudad que brota de tu mirada.
Hoy, querida compañera, estoy triste, como ayer.
Pero he visto la paz que mana de la firmeza de tus manos,
de la decisión irrevocable de ser saharaui hasta la muerte,
y de tu seguridad en que volverás a El Aaiún, firme la voluntad y alta la frente.
Te acompaño con mi voz, te doy mi canto, te doy mi corazón.
Quiero que sepas que mis cinco oraciones de cada día
comienzan y terminan con tu nombre, Aminatu.

Mañana es la fiesta de la ausencia.
Mañana es silencio tenebroso, cabizbajo.
Mañana es otro día sin patria, un amanecer sin hijos, un despertar sin madre.
Mañana es un día muy triste, como ayer, mañana es un día más sin libertad.



Ebnu

jueves, noviembre 26, 2009

Crónicas desde los campamentos. Mi acción por Aminetu



Mi acción por Aminetu será que mañana viernes no vestiré darraa, ni un calzado bonito, ni sacrificaré un cordero. Siento que hay algo que se adentra en lo más hondo de mi conciencia: la lucha por los principios y sus consecuencias, que está enfrentado a muchos activistas a la inmolación por un Sahara libre.

Os lo comento a todos, amigos y amigas, porque siento un profundo malestar. Estos días sólo veo que cada uno va en busca de su cordero, su darraa o melhfa nuevos, su comida especial con motivo del Id ...

Yo no quiero ser cómplice de este drama que atenta contra mis principios morales y políticos. No puedo actuar ni siquiera por un día como si no pasara nada. Me niego a dejar de sentir ese día de fiesta el dolor de Aminetu y sus compatriotas presos en las cárceles marroquíes.

Espero al menos una reflexión. Por Haidar, por los activistas del Grupo de los 7 y por todos los activistas saharauis de derechos humanos.



Bahia Mahmud Awah

* Los musulmanes celebran mañana la fiesta del cordero, una fiesta grande para los creyentes

miércoles, noviembre 25, 2009

Haidar, Whitman y el aeropuerto de Lanzarote



Sería magnífico que se pudiera escuchar o leerse algunos versos de Walt Whitman en el aeropuerto de Lanzarote. ¡Hay tantos versos suyos que se ajustan perfectamente al momento en el que se encuentra Aminatu Haidar! Ella está allí, sentada, en medio de aquella enorme y fría sala. A medida que pasan los días se le ve cansada, muy cansada, (lógico después de tantos días de huelga de hambre) pero también se le ve sonriente y serena, llena de un vigor extraordinario, vigor que emana de su fortaleza interior, de la justeza de su causa.

Alrededor de ella sigue el ajetreo de los que vienen y se van, de los turistas, sus largas colas frente al mostrador de facturación, sus paseos por la terminal, sus lecturas, sus cafés, su espera mirando las salidas y llegadas, los retrasos de algún vuelo. Rutina, simple rutina. Pero esa rutina se puede llenar, si se quiere, de mucho contenido, como el de Aminatu.

Por ello qué mejor que volver a recordarle a los turistas, a los que pasan o pasean por el aeropuerto de Lanzarote los versos del gran poeta, el sabio Whitman, a ver si la escuchen aunque sea por unos minutos:

PARA TI

Desconocido, si al pasar, quieres hablarme, ¿por qué no
has de hacerlo?

Y, ¿por qué no te hablaría yo?

POETAS FUTUROS

¡Poetas del futuro! ¡Oradores, cantantes, músicos futuros!
No es el presente el que me justifica ni el que asegura que
yo esté un día con vosotros,
Son ustedes, la raza nueva y autóctona, atlética, continental,
la mayor de cuantas son conocidas;

¡Arriba! Porque ustedes me justificarán.


A LOS ESTADOS

Consentida sin discusión la obediencia, se ha caído en el
servilismo absoluto:
Una vez sometida, totalmente, no hay nación alguna, ningún
Estado o ciudad de la tierra que encuentre en lo sucesivo
su libertad.

Walt Whitman.



Limam Boicha

domingo, noviembre 15, 2009

La literatura saharaui busca su espacio





La historia sigue su propio curso sin detenerse y sin mirar, no le da oportunidad a los protagonistas a mirar los hechos a cambiar los acontecimientos, persigue sus propias huellas en busca de una eterna reconciliación con el pasado. En esa reconciliación los escritores perseguimos cada migaja, pasaje y momento para trasladar las emociones, colores y sonidos de un momento pasado que no vuelve, pero que forma parte de nuestra memoria y regresa a la retina de cada uno para recordarlo.

La Fuente de Saguia es la obra de varios escritores saharauis comprometidos con el sufrimiento de su pueblo, con su batalla y su lucha por restablecer el verdadero aliento que necesita la literatura para darle sentimiento y significado a la justicia. Es la lucha permanente de quienes queremos rescribir el pasado del que hemos sido despojados.

Queremos devolverle al Sahara el verdadero significado de la palabra nómada, siroco, dromedario, jaima y beduino para que cada niño saharaui entienda el mensaje de su tierra, de sus costumbres y a partir de allí sentirse un hombre libre capaz de mirar sus raíces desde la certeza que su pasado es también su presente y futuro.

La Fuente de Saguia es una fuente de vida llena de relatos mágicos que narran como un niño en el exilio perdió la vida corriendo hacia la vida, o una familia se reencontró después de una cruel separación o como un inmigrante sufre todo tipo de penurias para tener acceso a un trabajo; nos enseña que los propios protagonistas de estas historias también son sus autores, no han necesitado ser escritos por otros ni entrevistados. Ellos mismos desde su propia experiencia nos trasladan a su mundo para que seamos participes de cada párrafo de este libro.

En el Sahara Occidental no contamos con grandes editoriales, ni periódicos, ni medios de comunicación capaces de ilustrar nuestra realidad, por eso creemos firmemente en la necesidad de luchar mediante la literatura para llevaros el mensaje de los saharauis; contado y escrito por nosotros mismos.

El escritor uruguayo Eduardo Galeano en su libro La Memoria del Fuego, los Nacimientos nos dice:

- Ojala Memoria del Fuego pueda devolver a la historia el aliento, la libertad y la palabra. A lo largo de los siglos, América Latina no sólo ha sufrido el despojo del oro y de la plata, del salitre y el caucho, del cobre y del petróleo: también ha sufrido la usurpación de la memoria. Desde temprano ha sido condenada a la amnesia por quienes le han impedido ser.

Por eso nosotros desde la Asociación Tifisqui Cultural esperamos devolverle al pueblo saharaui su verdadera historia; secuestrada, silenciada, manipulada a lo largo de estos últimos treinta años por quienes intentan confundir la palabra derecho con interés, la palabra legalidad con ilegalidad, silenciando la voz de quienes nacimos nómadas y libres no súbditos de determinadas visiones geoestratégicas.

El poeta saharaui Mohamed Salem Abdelfetah (Ebnu), expresa en el poema Nómada en el Exilio ese sentimiento de libertad y esperanza:

Un beduino
se hizo a la mar.

A sus espaldas,
solas, se quedaron las dunas.

El eterno abrazo con el mar.

En el mar un nómada,
en la inmensidad.

El océano parece desierto.

Desierto azul y verde
blanco oscuro infinito.

El color de los peces
las algas y los misterios

¡ Tierra a la vista ¡

Montañas y ríos.
Belleza en otros ojos.

Por el mundo
se extravió un camello.

Un dromedario del Tiris

De la Habana a Madrid
de Árgel a Paris

se le agotaron las provisiones
de arena y silencio.
Se le arrugó el corazón.

Se extravió su mirada
Buscando el horizonte.
Buscando amaneceres.
Buscando reencuentros.

En la orilla
de un mar de esperanzas
un triste dromedario,
un nómada gris espera
volver la mirada y ver
desdibujarse las huellas.

Espera las caricias
De un vendaval.
Contar las estrellas
Antes de dormir

Cruzar el Tiris
de sur a norte.
Llegar hasta el mar.

La mar de dunas
donde danzan en libertad
los dueños de su vida,
los amos de su muerte.

Un dromedario del Tiris
Se hizo a la mar…

El martes 10 de noviembre de 2009 se presentaba en Casa del Libro de Vitoria-Gasteiz la Asociación cultural Tifisqui y la antología de relatos de la Generación de la Amistad Saharaui La Fuente de Saguia. A la presentación asistió el activista saharaui de derechos humanos El Mami Amar Salem, presidente del Comité contra la tortura de Dajla y vicepresidente segundo de Codesa. También estuvieron presentes Jesus Garay, presidente de la Asociación de Amigos de la RASD de Vitoria y representantes de la Coordinadora de Inmigrantes y Refugiados de Alava, Kira.


Ali Salem Iselmu

miércoles, noviembre 11, 2009

CATORCE DE NOVIEMBRE



Sabti I, era el nombre del campamento, que tuvo entonces el honor de recibir a un personaje ilustre, a un señor que estaba destinado a llegar a lo más alto, costase lo que costase. Sus aspiraciones estaban por encima de todo, aunque para lograrlas tuviese que tragar el polvo de la Hamada; sus sueños estaban más allá de la cruda realidad y la penosa situación de aquellos seres a quienes iba a dedicar unas memorables palabras.

Aquellos primeros días de noviembre de 1976 en el internado, que así se llamaba porque no tenía nombre, los maestros hicieron todo lo que estaba en sus manos para que el recibimiento fuera un éxito.

“Nuestras riquezas son nuestras y no deben ser objeto de repartición”
“Ni paz ni estabilidad antes del retorno y la independencia total”
“Con el fusil arrebataremos la libertad”

Estuvimos coreando hasta perder la voz, éstas y otras consignas, mientras nos preparaban para desfilar ante el visitante. Querían que le gritásemos con fuerza todo aquello para que pudiese oír, en su propia lengua, nuestras reivindicaciones.

Y así fue, el 14 de noviembre de 1976 gritamos con rabia y con dolor todas esas frases, que aun sin entenderlas en su profundidad, sabíamos que eran como las armas con las que librábamos un combate.

Cuando los maestros ordenaron silencio y poco a poco se fueron apagando las pequeñas voces, doloridas y cansadas, le brindamos al señor unos presentes que los organizadores del evento tenían preparados. El señor repartió su sonrisa amplia, enseñando su enorme dentadura, apretó las pequeñas manos y agradeció los regalos.

Recuerdo a casi todos aquellos niños que estuvieron ese día. Muchos perdieron la vida, años después, luchando como muchos otros por aquellas palabras, por aquellas frases, por aquellas consignas.

Las mujeres y los niños con los puños en alto repitieron, nuevamente, las consignas y aplaudieron con fuerza cuando el Señor tomó la palabra.

Dijo hermosas, cálidas y comprometidas palabras. Apoyó nuestras reivindicaciones, repitió nuestras frases y prometió ante la historia, que estaría de nuestro lado hasta la victoria final.

Salvo ese discurso, no hubo nada ese día que mereciese ser recordado. Lo demás era la rutina del exilio y la guerra. La gente aplaudió y aclamó, sólo una señora, con síntomas de enajenación mental gritó con rabia y dolor el sentir de todos los saharauis durante esos días.

“Han matado a Luali, que Alá se apiade de ellos” “Han matado a Luali, que Alá les condene al infierno”

Aquella tarde cuando ese señor se afanaba en ordenar y adornar su discurso, los hombres combatían en el frente de batalla a dos ejércitos que se habían repartido y ocupado su territorio.

En el instante en que nos embriagaba la alegría por aquellas palabras, hombres, mujeres y niños morían bajo las bombas de la aviación marroquí. En ese preciso instante hombres, mujeres y niños huían aterrados, eran perseguidos, encarcelados y torturados.
Yo estaba en primera fila atento a aquellas palabras que nos abrazaban y nos daban las alentadoras palmadas en la espalda, y la confianza de que no estábamos solos.

A principios de ese año perdí a mi padre y el dolor que aún permanece, entonces era muy reciente. La tarde del 19 de enero de 1976 la aviación marroquí nos bombardeó en Tifariti, mataron a mi padre e hirieron gravemente a mi abuela, a mi hermana y a mi hermano de cinco años. Yo corrí despavorido, aterrorizado bajo las bombas y aún me dura la fatiga, el cansancio. Mi corazón sigue galopando asustado al más mínimo ruido, al sonido de cualquier explosión, al rugido de los aviones, a los gritos, al llanto de los niños, a la voz desgarrada de los lamentos… y España estaba todavía en el territorio.

A mi alrededor, escuchando aquel discurso, había cientos de personas, cada una con algún dolor personal, tragedia o desgracia, sumados al dolor colectivo, a las dificultades, a las enfermedades y al hambre de los primeros y duros años del exilio.

Éramos la representación de miles de saharauis que continuaban moviéndose hacia la frontera para ponerse a salvo, de los que habían alcanzado el exilio y de los que se quedaron atrapados por la ocupación. Todos, cada cual dentro de su dolor, estábamos esperanzados porque aquel señor había venido para ayudarnos a volver a nuestras casas. Esa tarde, en medio de esa multitud que sufría como yo, las lágrimas silenciosas se deslizaron sobre mis mejillas de piedra. No era la emoción, ni el efecto de las agradables palabras, simplemente fue que recordé a mi padre, como lo habría de recordar el resto de mi vida y tal vez, también, aquella mujer y sus gritos de pesar y de tristeza.

Recuerdo que el Señor se parecía en algo al joven saharaui que traducía al Hasanía sus palabras. El pelo, la tez morena, pero sobre todo en que deseaba lo mismo, quería la paz y la libertad, quería que volviésemos a casa, quería justicia para nuestro pueblo y nos deseaba algo bueno.

“…hasta la victoria final.”

Sin embargo todo era mentira.

Cuando se fue se llevó sus deseos, se llevó sus promesas y también se llevó nuestros sueños. Había viajado miles de kilómetros para engañar a pobres inocentes, a niños y a mujeres.

Han pasado treinta y tres años de aquel discurso y aún no sabemos por qué estaba el Señor Felipe González el 14 de noviembre de 1976 en los campamentos saharauis.

¿Bajó para hacer campaña para futuras elecciones?
¿Buscaba el respaldo de la población española sensible con el tema saharaui?
¿La imagen de Felipe González apoyando al F. POLISARIO y a la población saharaui, podría serle útil para llegar a la presidencia del gobierno español?

Aquellos niños descalzos, aquellas mujeres tristes y desgraciadas, aquellos ancianos perdidos formaban parte de un plan, que sólo una mente diabólica podía concebir. Los estaba utilizando para su carrera política, para su imagen.

El discurso, las promesas, la sonrisa eran lo más falso y abyecto de un personaje que años más tarde se convertía en un héroe y un líder carismático en su país y que sería aclamado como el más grande de sus hijos.

El fin justificaba, maquiavélicamente, todos los medios que fuesen necesarios para hacer realidad sus objetivos. Cuando consiguió lo que buscaba empezó a mudar la piel de la gallardía, enseño sus colmillos y su lengua bífida. Se quitó la noble máscara y quedó al descubierto su verdadero rostro.

“Nuestro partido estará con vosotros hasta la victoria final”
¡Qué mentiroso!

Este 14 de noviembre se cumplen treinta y cuatro años de los acuerdos, que usted Señor González, denunció y “la mayor parte del pueblo español, lo más noble, lo más bueno del pueblo español” sigue denunciando año tras año, sigue denunciando cada día. Pero es evidente que usted no pertenece a lo más noble, ni a lo más bueno del pueblo español.

Los pueblos de España siguen apoyando la causa de sus hermanos saharauis.

Señor González, en nombre de aquellos niños y aquellas mujeres que le aplaudimos las palabras ese día de noviembre, por favor ¡déjenos en paz! No se preocupe por nosotros.

En nombre de aquellos niños, que luego murieron en el frente de batalla creyendo en sus palabras, ¡aléjese de nosotros!

Dedíquese a lo suyo, cuide de sus bonsáis, diseñe nuevas joyas… ocúpese de vivir su vida.

Ebnu

lunes, noviembre 09, 2009

Presentación en Vitoria del libro de relatos "La fuente de Saguia"







La Asociación de Amigos y Amigas de la RASD de Álava tiene el gusto de invitarte al acto presentación del libro de literatura saharaui “La fuente de Saguia.
Tras realizar una pequeña presentación los poetas saharauis Ali Salem Iselmu y Chejdan Mahmud nos hablarán sobre la literatura saharaui y sobre el grupo de poetas de la Generación de la Amistad.

PROGRAMA:

Día: 10 de Noviembre (martes)
Lugar: Casa del Libro (Vitoria-Gasteiz)

Horario: 19:00 h


Pedidos del libro en: tienda [arroba] umdraiga.com

martes, noviembre 03, 2009

¿Dónde están los diablos?




El escenario elegido para celebrar el aniversario del 12 de octubre (día de la unidad nacional saharaui) no podía ser mejor, por su belleza, embrujo y magnanimidad, en medio de Leyuad, (las Cuevas del Diablo) se montó un enorme frig, campamento y negros y azulados Corazones flanqueaban el escenario levantado unos días antes, por cientos de personas que salieron del mujaiem (los campamentos) en camiones y en coches para estar allí y para disfrutar de la badía, del desierto fértil, porque este año ha llovido dos veces por la región, la última en verano, han sido lluvias muy fuertes, en la vecina Mauritania hicieron estragos sobre todo en las ciudades cerca de la frontera del Sahara Occidental como Zueratt y F’dérick, el agua allí arrasó muchas casas y cabezas de ganado: un tremendo desastre.

Yo había salido a toda prisa el día 9 de octubre desde Madrid con la intención de colarme en cualquier vehículo rumbo al sur, a Tiris y desde allí a Mauritania. Después de mucha carrera, preguntas, llamadas y precipitados viajes a Rabuni salí el día once y llegué justo la mañana del día 12.

Y allí estaba Leyuad alma silenciosa y llena de misterio, lugar casi sagrado, inexplicable sensación te induce a creer, a dejarte apabullar por su magia. Esa mañana soleada la pantalla del cielo estaba limpia, de un azul intenso. El perímetro de los festejos lleno de gente, un mar de darráás, melhfas y uniformes militares, en el ombligo de Leyuad una tarima con sillas (todo muy surrealista) altavoces, un enjambre de periodistas, cámaras de televisión y unas pinceladas de viento arenoso condimentaban los murmullos, las risas, los abrazos, los rostros serios y los fusiles. También condimentaban los turbantes, la maniya en las pipas, las miradas femeninas hondas, transparentes como el agua de los pozos del Tiris, miradas que buscabas, que te buscaban, miradas de complicidad contra el hastío.

La avispa de la Minurso sobrevolaba de vez en cuando el lugar y a muchos le molestaba el celo de la Misión ante los festejos, mientras en los territorios ocupados no se daban por aludidos. No hubo desfile militar, porque la Minurso lo computaría como una violación del Alto el fuego, (como si eso tuviera importancia). El Presidente Abdelaziz llegó vestido de verde olivo y pasó revista a las tropas y después leyó su discurso, que muchos de los presentes ni escuchaban y pocos aplaudían, un discurso como siempre lleno de buenas intenciones que todos pasan por el forro especialmente Marruecos y la ONU.

Al terminar la alocución anunciaron que por la tarde habrá una carrera de camellos, competencia de tiros; música y poesía por la noche, aunque me hubiera gustado quedarme para disfrutar del ambiente, estaba más pendiente de cómo encontrar un coche que me podría llevar a F’dérick (Mauritania) para visitar a mi madre.

Hasta la tarde no encontré nada, mientras tanto, me refugié del sol en una jaima con varias personas: el tema del día eran las nominaciones de los nuevos delegados que trabajarán como diplomáticos en el extranjero, algunos militares criticaban que no hayan seleccionado a algunos de sus colegas para esos cargos, otros se quejaban de que los militantes de a pie que no han ido a trabajar a España y están currando en Rabuni desde hace años no se les hace ni caso, otros lo ven simplemente como Istifada, un premio como lo podría ser Vacaciones en Paz y los hay que lanzaban todo tipo de reproches al Polisario.

En esa jaima éramos alrededor de doce o trece personas y en medio del té salían con fluidez todo tipo de temas, hasta que alguien miró a los Corazones de Leyuad y preguntó:

- ¿Dónde están los diablos?

Todos quedamos en silencio, pensativos hasta que alguien dijo:

- Ahel Bismilah ya no están, se fueron, los espantó la pólvora de los años de la guerra, las pisadas de los hombres que no cesan, el ruido de las máquinas. Se han ido a otro lugar en busca de soledad.

El que habló era un hombre mayor, pronunció sus palabras con una voz apagada, nostálgica, como si deseara la vuelta de los Diablos o más bien aquellos tiempos en los que él era joven, fuerte y merodeaba por allí libre como el viento.

Limam Boicha

lunes, noviembre 02, 2009

El Muro de la Vergüenza




Durante la semana pasada, los artífices políticos del derribo del Muro de Berlín se han reunido veinte años después para celebrarlo.

Apenas dos años antes del derribo del muro con más proyección internacional, en el Sáhara se culminaba el segundo más largo de la tierra, después de la muralla china.

En realidad, el muro es un conjunto de muros de arena y piedra, de campos de minas, de alambradas, de sistemas de detección y despliegue de tropas construido por el gobierno marroquí como freno a las eficaces tácticas del Ejército de Liberación Saharaui. Las hostilidades han cesado en 1991, y el muro, y sus cada vez más dramáticas consecuencias, sigue en pie. Su edificación pretendía detener la voluntad de un pueblo; se ha convertido en un símbolo de sonrojo para la humanidad, uno como el que el triunfo de la sensatez acabó tirando en 1989.

Para los saharauis, es el muro de la separación, el muro contra el que choca la vida y la dignidad, pero sobre todo, es el Muro de la VERGÜENZA, porque, a pesar del Derecho Internacional, su intermitente silueta nos recuerda la ocupación ilegal.


A WALT WHITMAN
They devour the stars only in apparition.


El Muro

Solía
mirar
la niña
al este
las estrellas.
Esa noche
la nube ocre
cubrió sus astros.
No te aflijas,
niña, no llores.
Sopla fuerte,
y verás su
amenaza
llevada
por el viento,
verás sus
preciosas
filigranas
deshacerse
en el horizonte.


Pero aunque
tras la nube
no hubiera ares,
ni martes hubiese,
recuerda que hay más.
Siempre habrá más.



*Ver información sobre el Muro de la vergüenza aquí