sábado, septiembre 28, 2019

El viaje al interior del pueblo saharaui del investigador portugués Nuno Abreu


Por Mohamidi Fakala-la
El investigador portugués Nuno Abreu recala una vez más en los campamentos de refugiados saharauis. Este paso supone un acta de entendimiento que fijará puentes de intercambio cultural y de hermanamiento entre los dos pueblos. Y en concreto un compromiso personal con los saharauis. Nuno Abreu visitó al Sahara en mayo del año pasado donde recopiló toda la información necesaria que dejó plasmada en “El desierto”. Se trata de un diario sobre los campos de refugiados saharauis, que ganó el concurso nacional de jóvenes creadores en el área de literatura en Portugal. “El desierto” fue seleccionado para participar en Luanda, Angola, en julio pasado en la bienal CPLP (Comunidad de Países de Lengua Portuguesa), donde se hizo también la presentación del libro por su autor.
De nuevo la experiencia se repite estos días con una agenda en la que figura otro periplo que no difiere mucho en objetivos a la anterior estancia, pero esta vez con una ambición mucho mayor, la de preparar un libro sobre la historia pre colonial y colonial del Sahara Occidental. Personalidades saharauis, así como artistas, poetas, escritores e historiadores han mostrado su satisfacción por este nuevo trabajo que se añadirá a la bibliografía histórica del pueblo saharaui. El desafío es mucho mayor para Nuno, ya que tendrá que elaborar un trabajo más extenso por recomendación del Centro Nacional de Cultura de Portugal en el que resaltará aspectos relacionados con la cultura de la República Saharaui, los desafíos que enfrenta en la actualidad y su relación con Portugal.
Es sabido que las primeras descripciones del pueblo saharaui escritas por europeos fueron hechas por el cronista portugués Gomes Eanes de Zurara en el siglo XV, momento en el que los navegantes lusos recalaban en las costas de los cabos Bojador y Blanco. La evidencia se recoge en el documento histórico “Crónicas de Guinea”. La huella de los portugueses quedó también plasmada en la zona de Zemur a través de los túmulos erguidos a sus muertos de diferentes momentos expedicionarios y los escombros de lo que fue la fortaleza que levantaron en el mismo período en la parte norte del Sahara Occidental, bautizada entonces como “Santa Cruz de Mar Pequeña”.

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