A traición les atacaron.
Al alba llegó la masacre de saharauis.
Jamás pensaron que el enésimo amanecer
en Gdeim Izik les traicionaría.
Jamás el devenir de pocas horas fue
tan maldito y tan pesado para tantos seres.
Jamás la desrazón
tuvo tanta crueldad.
Jamás unas hogueras gigantescas
iluminaron tan poco y,
su calor demasiado frío.
Jamás mis hermanos
quisieron dispararle a su enemigo.
Y sin embargo ese desalmado enemigo
se recreó quemando y matando,
desde el amanecer hasta el ocaso.
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