lunes, abril 27, 2009

Más inteligente que los libros







Mi abuela, cuando desconfiaba de alguien solía decir que era “más inteligente que los libros” o sea que ¡cuidado!

Entonces, no entendía yo muy bien qué tenían que ver los libros con la inteligencia, primero porque no había visto ningún libro y luego, años después, cuando vi el primer libro, tampoco pude entender que aquellas hojas de papel, llenas de pequeños garabatos, podían tener inteligencia.

“Es más inteligente que los libros” repetía mi abuela, como quien avisa de un peligro, o presagia una desgracia.

En mi memoria quedó grabada, para siempre, esa sentencia. Terminó siendo uno de los recuerdos más entrañables que conservo de ella. Y cada vez que he tenido que usarlo, inevitablemente me acuerdo de mi querida abuela.

Es curioso el hecho de que siempre se habla o de la Abuela, o del Abuelo, cuando realmente todos tenemos dos abuelas y dos abuelos. Cuando alguien se refiere a su abuela o a su abuelo, por lo general nadie le pregunta cuál de ellos.

En el Sáhara, cuando hablamos de la abuela o del abuelo, generalmente lo acompañamos, con la expresión “de mi madre” o “de mi padre”.

Yo sólo conocí a mi abuela “de mi madre” por eso hablo sólo de mi Abuela. Ella, tal vez sin proponérselo, creó en mí la pasión por los libros.

Yo había decidido indagar y descubrir por qué eran inteligentes los libros. Sin embargo antes de enfrentarme a un libro, hubo de pasar bastante tiempo. Primero tuve que aprender a leer y a escribir en una tabla de madera, “madera del mar” (Dicen que la madera llegaba desde lejos, a través del mar.) El maestro era quién la bendecía, escribiendo en ella las primeras suras del Corán. Cada lección permanecerá el tiempo que sea necesario para ser memorizada, luego se lava y se escribe una nueva. Aprendí a leer y a escribir a la manera tradicional, con un trozo de caña como pluma y tinta de carbón vegetal y azúcar. Yo aprendí en una tablilla de madera, como otros lo hicieron en tablillas de barro, o en pieles de cordero… los libros de entonces.

El primer libro “moderno”que recuerdo fue el día que entré en la escuela. Era uno que tenía la llave que me iba permitir el acceso a toda la sabiduría del mundo. Era blanco y verde o azul, no me acuerdo muy bien, pero de lo que si me acuerdo era que tenía el Abecedario de la lengua española. Lo suficiente para aprender a leer y a escribir de otra manera. Primero había aprendido a dibujar las letras de derecha a izquierda sobre una tablilla de madera y luego aprendí a dibujar las otras letras de izquierda a derecha en una libreta. Era fascinante.

El proverbio de mi abuela sólo quiere decir que las apariencias engañan. Sin embargo a mí esto de ser más inteligente que los libros me parecía muy interesante.

La inteligencia de los libros es la inteligencia del mundo. Toda la sabiduría yace entre las hojas, a veces olvidadas y abandonadas de los libros. Quien la posea tendrá el privilegio de tener el cerebro del universo, la sabiduría de todos los seres humanos que han existido, que existen y que existirán sobre la faz de la tierra.

Por lo tanto, como dice la abuela, quien es más inteligente que los libros, no será nunca de fiar.

Yo desde luego me conformaría con tener la sabiduría de mi abuela, que nunca aprendió a leer ni a escribir, pero que era muy inteligente como los libros.

Ebnu.


Recogido en El correo familiar

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ojalá esa inteligencia y esa sabiduría las alcancemos. AMOR Y LIBERTAD

Anónimo dijo...

Ebnu, hace tiempo que conocemos tu obra, y queremos expresarte nuestra admiraciín y nuestro amor a tu pueblo, que también es el nuestro.
Precioso relato, con palabras entrañables.
Ojalá pronto puedan disfrutar de tus libros los niños de las escuelas del Sáhara liberado.
Un fuerte abrazo de nuestra familia, para tí y para todos tus compañeros poetas. FAMILIA BARREDA-JAÉN-HAMADA

luisa dijo...

Hola, y perdonad que utilice vuestro blog para haceros un llamamieno a todos los poetas de la Generación: El día 27 y 28 de Junio tendremos una reunión del bubisher en Madrid, Gonzalo me encarga que los que estáis ahí viviendo podríais buscar un sitio para cenar el sábado y comer el domingo ,tipo terraza, por el Retiro.
De esta parte de la organización no podemos hacernos cargo, así que entre vosotros y Ricardo, a ver si sale algo, el sitio tiene que tener cabida para unas 30 personas.
Gracias mil.
Luisa