*Por Bahia Mahmud Awah
Decía el escritor argelino Franz Fanón,
“En una palabra, el Tercer Mundo se descubre y se expresa a través de esa voz.
Ya se sabe que no es homogéneo y que todavía se encuentran dentro de ese mundo
pueblos sometidos, otros que han adquirido una falsa independencia, algunos que
luchan por conquistar su soberanía”.
La primera edición del Fisahara, Festival
Internacional de Cine del Sahara Occidental, que tuvo lugar 2003 en el campamento
de Smara, aconteció cuando aún me encontraba terminando mis estudios en la
universidad Autónoma de Madrid y en la Universidad de Alcalá de Henares. Desde
Madrid prestaba especial seguimiento a todos los acontecimientos que acaecían
en el proceso de descolonización del Sahara Occidental, y todo aquello que
tuviera relación solidaria a nivel
internacional con la causa nacional.
El destino y la intrínseca vinculación al
proceso que conocí desde que tenía catorce años hicieron que me cruzara durante
mis estudios en Madrid con los profesores Juan Carlos Gimeno Martin y posteriormente
con Juan Ignacio Robles. Y el trabajo conjunto sobre el Sahara, desde
seminarios, conferencias, jornadas universitarias, trabajos del practicum de
los estudiantes de últimos que realizábamos en el Sahara y en los campamentos,
todo fue el puzle catalizador de nuestra estrecha relación de trabajo de
investigación en el marco del I+D de la universidad. Muchos viajes al Sahara
liberado y a los campamentos de refugiados consolidaron el interés común que
nos ha unido en la investigación sobre literatura, antropología e historia
saharauis.
Tras importantes encuentros con los
poetas Badi, Beibuh, Ljadra, Jadiyetu… y dos viajes a la patria del verso
saharaui, Tiris, eclosionó la idea que nos llevó dirigir la película ‘Legna,
habla el verso saharaui’. Pusimos manos a la obra durante cinco años y se
presentó la ocasión de darle al pueblo saharaui el resultado después de un
lustro de trabajo de investigación. Y en la XI edición del Fisahara de 2014
decidimos participar con el largometraje aprovechando la especial edición que
la direccion del Festival Internacional de Cine del Sahara y el Ministerio de
Cultura Saharaui consagraron para homenajear a Nelson Mandela, tras casi un año
de habernos dejado.
Desde Madrid algunos viajamos en vuelo chárter
directo a Tinduf y otros en regular desde Madrid, Argel, Tinduf. Todo un
itinerario que transcurrió para cada uno pensando en que esta vez llevábamos en
mano el resultado de varios años de trabajo y que no cabía más dilatación en el
tiempo, para decirle al pueblo saharaui que eso era lo que les ofrecíamos en
pago a su generosidad en hablarnos de su Historia registrada en el verso. Franz
Fanón, decía que “El pueblo colonizado no está solo. A pesar de los esfuerzos
del colonialismo, sus fronteras son permeables a las noticias, a los ecos”. Y
nosotros desde nuestro trabajo en la ONGD Antropología en Acción irrumpimos en
estas fronteras a veces impermeables por el bloqueo informativo de los grandes
medios, y entramos con un inédito trabajo de estudio literario etnográfico a
fin de visualizar el proceso de liberación saharaui en sus diferentes periodos
y contribuir desde la vertiente académica con nuestro granito de arena hacia y
para el pueblo saharaui. Todo eso es ‘Legna, habla el verso saharaui’ que
realizamos los tres directores, Juan Ignacio Robles, Bahia Mahmud Awah y Juan Carlos Gimeno.
En esta especial edición del festival
participó el destacado líder sudafricano compañero de celda de Nelson Mandela,
Andrew Mlangeni, quien en su intervención dejó claro ante los medios españoles
que no hay indiferencia que valga con el pueblo saharaui. “Veo muchos
periodistas y fotógrafos en este tipo de eventos, pero nunca lo vemos luego
reflejado en los medios”, dijo en su primera conferencia de prensa ante los
incesantes destellos de los flashes y el chasquido de los disparos de las
cámaras de fotos. Y se atrevió a más: “el pueblo saharaui está viviendo
circunstancias excepcionales que tienen que verse en todo el mundo, ¿para qué
vienen los medios aquí?”, dijo en un tono poco amable y semblante enfurruñado. Son
extractos de su amplia exposición en el Fisahara que ha recogido en una
excelente crónica el periodista Fernando Iñiguez de El País.
En esta edición del Fisahaara debutaron
varias películas y cortos de diferentes países con amplio espectro de
diferentes temáticas de actualidad. Desde el principio la posibilidad de
obtener la camella blanca para nosotros era algo remoto. Nuestra película es un
estudio minucioso de matiz académico con un enfoque histórico etno literario para
el mundo académico, intelectual, universitario, de investigación y el solidario
con la lucha de los saharauis. En él
hemos invertido cinco años de
investigación, viajes, recopilación, registro, traducción recreada y
muchos encuentros con los poetas nacionales saharauis. Como afirma el profesor
y codirector de Legna, Juan Ignacio Robles “Ha sido un verdadero encaje de bolillos
porque hemos recogido la forma de entender la poética de entre doce y quince
poetas nacionales saharauis”.
El penúltimo día del Fisahara, el 3 de
mayo 2014, la noche de la gala de entrega de los premios, fue introducida por
la potente orquesta jazz del músico sudafricano Jonas Gwanwa, quien hizo que se
fundieran armónicos del saxo, trombón, guitarra y clarinete, por primera vez entre
los saharauis en una noche de silencio e inmenso cielo abierto en el que el
ser, la creación y el espacio se unieron y se hicieron evidentes y taxativos en
la creatividad humana. El concierto de la orquesta de jazz sudafricana me hizo sentir
mucha paz y despertó en mi interior infinitos sueños con el mar saharaui y la magia
de Tiris. El palmarés de tres las películas ganadoras lo anunciaron la cantante saharaui Mariam Mint LHasan, la
escritora Inma Chacón, la actriz Ana Wagener y el actor Segi López. Los
primeros nombres que sonaron fueron “Invictus” de Clint Eastwood, Segundo
Premio, seguido por “"Dirty Wars", Guerras Sucias, del director neoyorquino
Divid Raiker como Tercer Premio. Y seguidamente, como Primer Premio, escuchamos
pronunciar nuestra película, ‘Legna, habla el verso saharaui’. Mariam
Hasan apareció con la estatuilla de la Camella Blanca, y se dirigió a los
micrófonos para entregarnos a los tres el Premio a la Mejor película de la XI Edición
del Fisahara 2014. Y ante nuestro asombro y alegría un precioso camello de
color blanco, elegantemente ensillado, asomó por detrás de nosotros subiendo a la
tarima del escenario con las riendas en la mano de su cuidador. Era el camello
del premio que nos fue entregado por el Secretario General del Ministerio de
Cultura Saharaui, Mustafa Mohamed Fadel.
El camello había nacido en Tiris, contaba
con 25 años y se llamaba Elballed, “El
blanquito”. Sublime nombre que los saharauis dan a sus mejores elegantes camellos
de montura, datos que averigüé a través del cuidador, quien nos entregó las
riendas del Elballed. La rahla [1] o montura, con su, aliwish [2] sedoso de color blanco y su lebda
[3], ya ocupan un lugar destacado en el Departamento de Antropología de la Universidad
Autónoma de Madrid, y Elballed fue donado a los anfitriones del FiSahara siendo
el símbolo de la generosidad y de la paz en su hábitat y entre los saharauis.
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[1] Montura o silla del camello conocida como rahla. Se hace
de especial tronco de una planta llamada Ignin y es obra de grandes artesanos.
[2] Manto blanco, que consiste en la piel del cordero bien
curtida y preparada para usar como manto sobre la silla del camello o dentro de
la jaima.
[3] Almohadilla hecha de cuero y rellena de esparto y tela
para acomodar la silla sobre el lomo del camello.
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