Fotografía de Santiago Barrio. El teatro de
las dunas.
A un palmo de tu casa cuando ves su perfil
dibujado en un mapa. A dos horas de vuelo de España. A un salto enérgico desde
la isla más alargada canaria. A un beso de agua Atlántica.
En tus ojos cuando recuerdan, veo el Sahara.
En tu habla, que es mi habla. En las palabras de una lengua que los saharauis
aman, tanto como amaba Lope, Tirso, Calderón de la Barca.
Queda a 38 años del final de su historia
colonial. A 100 años de historia borrada. Olvidada. Queda a pocos pasos de la
gente sin memoria.
Y a miles y miles de historias de hombres y
mujeres que aterrizaron en esas tierras cálidas. Queda lejos de ser una
provincia más de España, como lo fue, créeme, en otra España.
En tu corazón siento el latir del Sahara. Occidental
lo llaman. Western Sahara. Marruecos no se llama. No. Queda muy lejos del
vecino que ansía lo que no es suyo. A años luz de distancia. Hablamos lenguajes
distintos. Y no entiendo nada.
En sus cicatrices de altos muros y minas me
duele el Sahara. Un Sahara que sangra. Queda muy lejos de la palabra Justicia. A
muchos días con sus noches del Cabo de Buena Esperanza.
¿Y dónde queda el Sahara? preguntas por
romper el hielo. Queda, pienso, a un te quiero hoy y no te quiero mañana. Muy
cerca de un dulce sueño que arrebatan al alba.
Los políticos de chaqueta y corbata se
empeñan en situarla a cientos de miles de kilómetros de distancia. Para ellos, me
atrevería a decir, no existe el Sahara. Y aun así, en mi retina se refleja cada
granito de arena de un desierto que se baña juguetón en el océano.
Como una intrépida malabarista paseo
haciendo equilibrios sobre una línea imaginaria. Es el Trópico de Cáncer que
atraviesa como una lanza el Sahara y el mismísimo continente de África. Y desde
lo alto veo una tierra luminosa. También convulsa y valiente. Y desde hace poco
desconfiada.
¿Y dónde queda el Sahara? Orgullosa te digo,
que a escasos milímetros de tu piel, cuando me estrechas la mano. O la mano de
cada saharaui que vive luchando en la zona ocupada, en los campamentos de
refugiados, en la lucha diplomática o en la lucha diaria, muy lejos de su
tierra amada. Sahara.
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