Fuente
Pambazuka. Por Esmée Charley y Juliette Holland, 11 de mayo de 2017. Traducción
Poemario por un Sahara Libre. El artículo completo y en inglés se puede leer aquí
[Nota: El pasado
4 de febrero de 2017 Bahia Awah impartió una charla a los alumnos de la
universidad de Durham, Reino Unido. Aquella clase se ha materializado en este
artículo que han publicado los alumnos de la profesora y filóloga inglesa
Joanna Allan, que imparte clase de filología hispánica en esa universidad y que
había realizado estudios sobre los escritores saharauis Generación de la
Amistad. La temática programada por la universidad se centró sobre “Conflictos
y violencias, Sahara Occidental en el marco del mundo hispano, poesía de
resistencia”].
Los vociferantes
intentos de Marruecos por legitimar su ocupación son el fundamento de una
narrativa duplicada que continúa propagándose. Los periodistas extranjeros son
a menudo expulsados del territorio y la censura de la prensa local llega a
prohibir hacer referencia al Sahara Occidental. La ocupación está apoyada por
las llamadas "democracias mundiales" como Francia. Los
activistas culturales saharauis están luchando contra esta opresión con la
palabra.
(...) "Pies descalzos caminando. Pero
sobre una alfombra de alambre de púas". (Ebnu).
(...)"la maquinaria, las bombas, los tanques igual matan en Saigón como en El Aaiun" (Bahía
Awah).
Estas son
algunas imágenes recordadas en la poesía de Ebnu, Fátima Ghalia y Bahía Awah.
Los elementos guerreros no nos serán desconocidos, a partir de las noticias
televisadas frecuentemente de conflictos y sufrimientos que provocan tal
compasión humana por Afganistán, Irak y Siria, entre otros. Pero no para el
Sáhara Occidental. Para muchos, el nombre del Sáhara Occidental evoca sólo
estas primeras imágenes ambiguas de tierra desierta y vacía, una tierra sin
pueblo, sin identidad y, en particular, sin una ocupación amenazadora de la
libertad. Debido a que la conflictiva historia de colonización, ocupación
ilegal y opresión del Sahara Occidental está envuelta en la oscuridad y es desconocida
para la mayoría, pocos son conscientes de que es algo más que un paisaje.
La Generación de
la Amistad Saharaui es en parte responsable de engendrar esta reciente
explosión de "activismo cultural [y] literario". Como comentaba Bahía
Awah, miembro fundador, en una reciente entrevista, pretende sacar la narrativa
del Sáhara Occidental de su ocupante, Marruecos, y devolverla a los saharauis,
silenciados desde hace mucho tiempo. La poesía se ha convertido en un método de
activismo que les permite reafirmar su identidad cultural y su voz, y
transmitir su dolor al mundo, a través del lenguaje.
(…)
La resistencia
no violenta
A pesar de
encontrarse en una situación similar a la de Palestina, el pueblo del Sáhara
Occidental se ha adherido constantemente a una política de resistencia no
violenta (NVR), algo que ayuda a distinguir su conflicto de otros como el de
Israel y Palestina, donde muchos palestinos en cambio recurren a protestas
violentas. La resistencia no violenta significa que incluso ante la tortura del
régimen marroquí, los saharauis continúan luchando utilizando el lenguaje en
lugar de la violencia. Por lo tanto, se puede argumentar que, haciendo esto,
los saharauis son capaces de mantener la legitimidad de su causa, y así el uso
marroquí de la violencia frente a la protesta pacífica es evidentemente
innecesario.
El idioma es sin
duda el principal medio de protesta para los saharauis que siguen escribiendo
canciones (que regularmente figuran en las listas de música del mundo) y poesía
sobre su región y su lucha. Para la gente del Sáhara Occidental la poesía ha
sido durante mucho tiempo una parte intrínseca de su cultura, transmitida de
generación en generación, mediante el boca a boca. Por lo tanto, mientras que
para muchas naciones occidentales la poesía no tiene un gran mercado comercial,
para el pueblo del Sáhara Occidental tiene una gran importancia cultural y
ancestral y se considera como una forma de arte de elevada categoría.
En la cultura
saharaui, la poesía tiene su lugar en los programas de talentos televisivos y
es una de las primeras habilidades que los niños saharauis aprenderán en la
escuela. Muchos saharauis seguirán desarrollando esta habilidad a medida que
crezcan y se involucren más en la lucha de su pueblo. En los últimos años,
muchos saharauis han viajado al extranjero a lugares como Cuba, España y
América Latina para estudiar. Así nació la Generación de la Amistad. Después de
terminar el bachillerato en La Habana, estos saharauis regresaron a los campos
de refugiados en Argelia, algunos con el fin de encontrar trabajo, luego se
trasladaron a España, donde continúan escribiendo su poesía hasta el día de
hoy, haciendo uso de la lengua española, lo que les acerca a una posible audiencia
de 400 millones de hablantes nativos del idioma. Como colectivo han publicado
varias antologías, entre ellas “Bubisher: Poesía saharaui contemporánea” (2003,
Puentepalo), “Aaiún: Gritando lo que se siente” (2006, Universidad Autónoma de
Madrid), y “La primavera saharaui: escritores saharauis con Gdeim Izik” (2012,
Bubok) que han ayudado a dar una mayor conciencia internacional a su lucha.
Bahía, junto a
Conchi Moya, autora nacida en Madrid y vinculada a los poetas de la Generación de
la Amistad, dirige el proyecto Poemario por un Sáhara Libre, que pretende
utilizar todas las formas de arte, incluyendo la poesía y la música, para
aumentar la conciencia del sufrimiento del pueblo del Sáhara Occidental.
Desde la
invasión de su patria por Marruecos, la poesía saharaui se ha utilizado
principalmente para expresar la injusticia que sufre el pueblo del Sáhara
Occidental, pero al mismo tiempo expresa la nostalgia que sienten hacia su país
y su historia. Crucialmente, sin embargo, como dice Bahía, su poesía nunca ha
sido antagónica hacia el pueblo marroquí, sólo las acciones del régimen.
“En nuestra
poesía, no encontrarás versos que sean resentidos hacia el pueblo marroquí,
sino hacia el régimen marroquí. Siempre hemos considerado al pueblo marroquí
como un hermano; Sin embargo, no estamos de acuerdo con su invasión por su
gobierno de nuestro territorio... Pero en ningún caso criticamos o hablamos mal
del pueblo marroquí o de la cultura marroquí”.
Bahia señala que
si bien no existe un gran mercado comercial para la poesía en el mundo
occidental, no obstante, les permite acceder a los mercados académicos. “Nosotros,
los escritores del Sáhara Occidental hemos abrazado la poesía como el arma más
efectiva contra los rifles, para defender nuestra causa, explicar nuestra
historia y poner de relieve lo que tenemos en nuestro corazón, al mundo
universitario, al mundo intelectual, al mundo de la calle, a los pueblos de
Europa, que están de nuestro lado de la causa. Posiblemente, sin el verso, sin
prosa, sin antropología y sin los pensamientos que escribimos, nuestra causa no
habría tenido un lugar en su universidad”.
Y los poemas de
Bahia, como “El Aaiún o Beirut (Layounne o Beirut)”, han permitido a muchas
personas acceder al conflicto por medio de la literatura. Bahía escribe: “Yo
soy el otro Beirut por el que nadie llora / Yo soy el otro Beirut del que nadie
habla...” y este es un mensaje particularmente conmovedor de Bahía, ya que destaca
la lucha primaria de los saharauis simplemente por ser escuchados por la
comunidad internacional.
No sólo este uso
de la lengua es diferente al de muchos otros conflictos, sino también el uso de
la propia lengua española por los saharauis es inusual. Su uso del español
procede de la colonización del Sahara Occidental por parte de España y, desde
la invasión de su territorio por Marruecos, una colonia formalmente francesa,
ha sido una manera para que el pueblo del Sáhara Occidental se distinga de sus homólogos
marroquíes. El español se ha vuelto tan importante que, como menciona Bahía, “nuestros
estudiantes van a América Latina o a España para no quedar atrapados en la
lengua francesa”.
Aquí Bahía
utiliza el lenguaje para evocar el sentimiento saharaui de que Marruecos ha “atrapado”
y sigue “atrapando” al pueblo del Sahara Occidental al no permitirles la
libertad de expresar su identidad cultural. Por lo tanto, como forma de
resistir pacíficamente al régimen marroquí, el pueblo del Sáhara Occidental ha
seguido usando el español para resistir pasivamente cualquier intento de
Marruecos de matar a su cultura.
“El español está
prohibido (en los Territorios Ocupados del Sáhara Occidental) porque es un
lenguaje de lucha, es un lenguaje de resistencia, que los saharauis han
adoptado como una manera pacífica de decir que no somos marroquíes, que no
somos tunecinos, que no somos argelinos, que no somos otra identidad sino que
somos el pueblo del Sáhara Occidental donde se habla Hassanía y se habla
español”, dice Bahia.
Para el pueblo
del Sáhara Occidental, el español se ha vuelto muy importante ya que ha abierto
un mercado internacional para sus escritos. Como dice Bahía, “el mejor legado que
nos dejó la metrópoli es el idioma español, el de Cervantes, con el que me
comunico y con el que he podido viajar a muchas partes del mundo”. El antiguo
lenguaje colonial del Sáhara Occidental se ha convertido ahora en una parte
intrínseca de la resistencia, ayudando a los saharauis a transmitir su lucha al
resto del mundo y también a mostrar su individualidad frente a la opresión de
Marruecos.
Optimismo para
el futuro
En una lucha por
la independencia que ha estado en marcha durante tantas décadas, debemos
cuestionarnos si el estancamiento en curso debería significar que la esperanza
de un Sáhara Occidental independiente es inútil. Sin embargo, la innovación
moderna en forma de acceso más generalizado a la tecnología de grabación de
vídeo y el rejuvenecimiento artístico de la batalla no violenta que está en
marcha parecen haber suscitado optimismo para el futuro. El mayor problema de
la lucha es su «invisibilización»; Mientras siga siendo una situación
relativamente desconocida en todo el mundo, Marruecos se enfrenta a poca
presión para alterar una situación que es ventajosa para ellos.
El aumento en el
uso y el acceso a la tecnología y las plataformas de medios sociales es un
aspecto que recientemente ha generado una mayor visibilidad. Como señala Bahia,
“debido a la tecnología que tenemos, [...] hoy en día cualquier protesta que se
produzca en Beirut, en Jerusalén, en Bagdad, en El Aaiún o en cualquier otro
lugar, es cuestión de segundos antes de que sea en medios sociales, en
Facebook, en Twitter. [Y es a través de estos medios] que somos capaces de
conectarnos unos con otros, unirnos unos con otros y saber lo que está
sucediendo en el mundo”. Sin embargo, las estrictas restricciones de Marruecos
en torno a la filmación significan que aquellos que intentan capturar imágenes
de la injusticia y la violencia bárbara hacia los manifestantes pacíficos están
poniendo en peligro sus vidas, incluso mientras filman discretamente desde la
distancia. El problema con tales imágenes es la falta de claridad y autenticación
que se les puede dar. Es por esta razón que otros países están ayudando al
Sáhara Occidental a establecer talleres para capacitar a periodistas ciudadanos
para grabar imágenes grabadas que exponen la realidad de la situación al mundo.
(…)
Con los colonos marroquíes
que ahora forman parte de la mayoría de la población del Sáhara Occidental, y
con una ocupación que se alarga en el tiempo y las tesis del ocupante de
que el territorio le pertenece históricamente es cuando nuestro verso y poesía se hacen cruciales para
demostrar que existe una cultura y que el pueblo del Sáhara Occidental no es marroquí, de lo contrario de lo que afirma Marruecos. En este contexto, la
literatura y las artes son una forma esencial de activismo. Así como ahora leemos la poesía de
los saharauis y escuchamos su música, no olvidemos que son un pueblo por
derecho propio, cuyo conflicto no debemos dejar de ser eclipsado por las otras
luchas políticas que siguen dominando nuestros titulares diarios. *
* Esmée Charley estudiante
en la School of Modern Languages and Cultures (Spanish and Ab-Initio Italian) de
la Universidad de Durham. Juliette Holland estudiante en la School of Liberal
Arts (Spanish, French and English Literature) de la Universidad de Durham.
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