La tarde del 24 de Septiembre de 1978 llegaba al aeropuerto José Martí de Rancho Boyeros, procedente de Argelia, un vuelo charter de Cubana de Aviación, después de un largo viaje que comenzaba en Mishría, pasaba por Orán, continuaba hasta Gander, luego La Haban, y terminaba en un pequeño pueblo de la provincia de La Habana, llamado Santa Catalina de Güines (Catalina).
Salimos de noche del internado del Mishría, en Argelia, y llegamos de noche al internado Raúl Podio García de Catalina, en Cuba.
Más de cien jóvenes y niños saharauis llegaban al nuevo mundo para estudiar, “Buscad el conocimiento, aunque sea en China” dicen que dijo el profeta. Cuba era la única opción, no había otra posibilidad y menos mal porque Cuba terminó siendo la mejor apuesta para la enseñanza y la educación de cientos de saharauis.
El año 1978 El Ejército Popular de Saguia El Hamra y Río de Oro continuaba con grandes victorias la ofensiva “Mártir Eluali” contra los ejércitos invasores de Marruecos y Mauritania. Fue el año del golpe de estado que derrocaba a Mojtar uld Dadah, el año del intento de asesinato de Antonio Cubillo, el año de la Constitución Española y la confirmación de que los gobernantes españoles les importaba bien poco el destino del pueblo saharaui. Fue el año del Mundial de Fútbol en Argentina. El año del nacimiento del primer bebé probeta, el de los acuerdos de Camp David, el de Juan Pablo II, el año de la independencia de Las Islas Salmón, Tuvalu y Dominica. El año del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en La Habana. Fue también el año de la muerte de Blas de Otero y la muerte del gran amigo del pueblo saharaui Hauari Bumediene.
Se cumplen treinta años de un viaje a lo desconocido. ¿Cuba? Eran tiempos duramente bellos, una mezcla de nostalgias y esperanzas, de despedidas y encuentros. Eran tiempos de crecer con mucha prisa, de estar preparado para, en cualquier momento, emprender otro viaje o para tragar saliva y esperar por los desconocidos designios del tiempo.
Aquellos primeros días los recuerdo con esa sensación triste y amarga. De estar perplejo ante una experiencia que apenas comenzaba y la curiosidad por descubrir un mundo nuevo lleno de ilusiones y sorpresas.
El mango, la guayaba, el mamey ¡Qué delicia!, la “Pelota”, el Baseball, “¿cómo es posible que jueguen una cosa así, es que no conocen el fútbol o qué?” El contraste entre lo dulce y lo salado. Lo dulce y era muy dulce y lo salado muy salado. ¿Cómo comer arroz todos los días, día y noche? Si a mí no me gusta el arroz.
“Pioneros por el comunismo” gritaba un niño, todos los días, con la mano levantada a la altura de la frente, como un soldado, en los encuentros matutinos antes de entrar a las aulas y todos los niños, uniformados de blanco y púrpura, respondían: ”Seremos como El Ché” ¿Comunismo? ¿Cómo el Ché? Alguien sugirió “Seremos como El Uali.” Hubo quien confundió la foto del legendario Camilo, con el sombrero y la pistola de guerrillero, con un cartel de una película del oeste. ¿Cómo llegaron los negros a Cuba?, se preguntaba otro.
Cientos de anécdotas en la memoria de aquellos niños, que hoy muchos peinan canas.
Como están en la memoria los compañeros y amigos que ya no están, porque muchos de aquellos niños dejaron su vida, años después, en el campo de batalla defendiendo la libertad de su tierra.
A todo el grupo de aquel viaje mis mejores recuerdos.
Ebnu, 24 de septiembre de 2008
Es precioso ese recuerdo. Curiosa la mezcla que lleváis dentro los saharauis y debe haber sido una experiencia fabulosa y dolorosa, fabulosa por lo que habéis aprendido y dura por estar tan lejos de vuestra tierra. Me gusta vuestro blog. Felicidades.
ResponderEliminarGracias por escribir estas lineas,yo soy una mas de aquellas adolescentes que llegaron a cuba en noviembre 1977 ( primer grupo del IPUEC Republica de Venezuela)en la provincia de la habana (Guines)Compartimos experiencias,estudios,amistad...Que jamas olvidaremos.
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