Donde hay poca
justicia es grave tener razón.
Francisco de Quevedo
y Villegas
Sucedió lo que se temía, la consabida
barbarie del tenebroso régimen del
Hitler del siglo XXI. Hordas y hordas de
un terrorífico ejercito seguidos de turbas de dóciles y desalmados colonos han masacrado a la
población saharaui. Una población inerme, indefensa que solo empuñaba la voluntad
de vivir dignamente en su tierra, la
palabra, el raciocinio y la remota esperanza de ser escuchados.
Pero
los ejércitos del “democrático Marruecos”, el protegido de Francia- la
abanderada de la democracia moderna - y aliado de la democrática España y de
otros “estados de derecho” en este orbe de injusticia, irrumpieron al alba,
cuando aun la luz no se había despertado de su somnolencia y ataviados de
tenebrosa nocturnidad, en Gdeim Izik
devastándolo todo. Apalearon, torturaron, diezmaron. No habido comedimiento ni
miramientos ni mesura con ancianos,
mujeres ni niños.
No había nadie para ser testigo de esta tragedia
exceptuando las victimas pero en el reino
de la mentira y la impunidad
nadie hace caso a las víctimas.
En el reino de la lobreguez, la injusticia y la monarquía de su ínfima majestad M6 no hay cabida para la
prensa ni para observadores ni nada que
se avenga a la equidad, la razón y la
legalidad… Solo el oprobio, la arbitraria voluntad y las garras de la
sinrazón….
La MINURSO a esa hora -y a cualquier otra-
dormía el dulce sopor de sus exóticas
vacaciones -en eso han convertido su digna misión- en el lecho de la
lujuria, los placeres carnales y herbáceos y la suculenta cocina sea cual sea
la preferencia: Sodoma, Gomorra…. Porque en el reino de su ínfima Majestad M6
todo lo prohibido es lícito a condición de someterse a sus tesis invasoras.
Después del desalojo del campamento de
Gdeim Izik comenzó el virulento acoso de los ultrajados y diezmados saharauis
en la ciudad de El Aaiún. Una organizada y depredadora marea de gendarmes,
sabuesos, colonos y malhechores han ido de casa en casa a culminar sus
fechorías. Palizas, torturas, asesinatos y destrucción de mobiliario y enseres.
Todo ello animado por soflamas y vivas al putrefacto régimen marroquí.
Y en estos instantes, que esto escribo, en
El Aaiún impera el terror en su cariz más aterrador. La asustada población
saharaui se defiende -dentro de los hogares- con lo que puede y se enfrenta a este genocidio mientras la ciudad es tomada
por el ejército del horror, sus esbirros, colonos y está cerrada a cal y
espanto.
La prensa, los observadores internacionales,
en el Marruecos de su ínfima majestad M6, son golpeados, intimidados o/y humillados y luego son expulsados porque los
déspotas no aceptan que sus aberrantes prácticas se vean expuestas a la luz de
la razón. Y mientras no llega una orden del Eliseo o La Casa Blanca o una supliquilla de Moncloa no cesara la
salvaje ola de represión del ocupante marroquí…. ¿y llegaran estas o no?
De esta guisa la legalidad internacional,
los derechos y la conciencia humanos son sacrificados en aras de ilegítimos
intereses y un supuesto equilibrio
geoestratégico.
En Gdeim Izik el campamento ha sido
desmantelado por el feroz ataque de
Goliat al pequeño David pero no ha logrado desmantelar la voluntad que teje
las jaimas, las levanta, las ensancha y
expande la determinación del pueblo saharaui a vivir en dignidad y libertad
bajo la sombra de su estado independiente.
Han devastado, han destruido, han propagado
su malevolencia pero se olvidaron de que siempre estamos volviendo… De cada
tropiezo nos levantamos más fuertes, más decididos. La intrepidez es nuestro
nombre, la resistencia nuestra morada.
Solo cejaremos cuando recuperemos lo que es nuestro y mientras dure la
ocupación lo único que legaremos a nuestros hijos es el desafío y la
perseverancia en ello.
Han desmantelado el campamento pero se
olvidaron de que cada hogar es un Sahara libre, cada niño es una semilla de
libertad. Se olvidaron que nuestra ardiente paciencia extinguirá su intransigencia, su ciega represión. Se
olvidaron que nuestros encendidos pasos apagaran su voraz codicia. Se olvidaron
que cada jaima es un país y un solo estado que responde al nombre de la República Árabe Saharaui Democrática.
Mohamed Ali Ali Salem Baba Hamu.
Valencia
11 de noviembre 2010.
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