El pasado 9
de noviembre se presentó en Santander “La primavera saharaui”, libro del colectivo de poetas y escritores
saharauis de la “Generación de la amistad saharaui”. El acto, enmarcado en las
actividades organizadas por Cantabria por el Sáhara con motivo del segundo
aniversario del violento desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik,
ocurrido el 8 de noviembre de 2010, tuvo lugar en la “Casa de la solidaridad
José Félix García Calleja”, sede de la Coordinadora
Cántabra de ONGD, y contó la presencia del escritor Fernando
Llorente, el poeta Liman Boisha y la actriz Raquel Martín
Tras la presentación del acto, a cargo de Gabriel Herrería,
vicepresidente de Cantabria por el Sáhara, el escritor Fernando Llorente situó
a los asistentes ante los precedentes de Gdeim Izik y dejó sobre la mesa una
serie de reflexiones e interrogantes sobre lo que el campamento y los trágicos
sucesos que rodearon su desmantelamiento han supuesto para la causa saharaui: “Es verdad que todo el
pueblo saharaui es Frente Polisario, pero no es menos verdad que no todos
sufren con la misma intensidad el serlo, mientras llega el tiempo de la
justicia y la libertad. En los campamentos de refugiados una población joven
está enterrada en vida, y en los TT.OO. viven bajo el terror. Y así durante 37
años, día a día… ¿Cuántas mejillas tienen que poner aún?”
Seguidamente
Liman Boisha, poeta saharaui y coautor del libro, fue desgranando la génesis
del libro, una iniciativa de “Poemario por un Sáhara Libre: los contactos con los escritores y poetas saharauis
y su magnífica respuesta para, como dice Conchi Moya en la introducción, “tomar el testigo, pedir la voz y la
palabra, afrontar el desafío y la denuncia”; las dificultades para editarlo,
“demasiado militante en su contenido para
el gusto de las editoriales contactadas” y la solución Bubok que permitió
que pudiera estar en la calle en el primer aniversario del desmantelamiento del
campamento; los presos de Gdeim Izik como destinatarios de los beneficios de su
venta,…
Y entre
intervención e intervención, los versos de Ali Alem Iselmu, de Bachir Ahmed
Aomar, de Bahía Mahmud Awah, Larosi Haidar, Ebnu, Salka Embarek, Zahra Hasnaui,
Liman Boisha,… resonaron en la “Casa de la solidaridad” en las voces de Raquel
Martín y del propio Liman.
Al finalizar el
acto, Liman Boisha firmó ejemplares del libro y recibió su poema “Ramos de
tempestad” ilustrado por Rebeca Gruber, en señal de agradecimiento de Cantabria
por el Sáhara por su habitual colaboración en los calendarios solidarios
editados por la ONGD.
LA SAHARAUI, UNA PRIMAVERA INFERNAL.
Intervención de Fernando Llorente
1. La primavera saharaui ocurrió en otoño y duró apenas un mes,
una tregua esperanzadora para reanudar un duro invierno, que dura ya 37 años.
2. Yo llegué a la badía (Territorios Liberados) ocho días
después del desmantelamiento brutal del campamento de Gdeim Izik, en el que los
saharauis habían levantado más de 2000 jaimas que acogieron a más de 20000
saharauis que protestaban por la ocupación de su tierra y reivindicaban mejores
condiciones de vida, sin más armas que la de una voluntad decidida de hacer
valer su sentimiento de identidad nacional, íntimamente unido al de pertenencia
a su tierra. Durante los seis días de mi estancia pude saber de dos modos no
coincidentes de afrontar la tragedia acaecida al otro lado del muro: a) “el
alto el fuego fue cosa de ellos y la guerra es cosa nuestra”, me dijo un viejo
beduino saharaui en su jaima, sin noticias de la suerte corrida por su familia
en territorio ocupado. Ellos eran quienes decidieron suspender la guerra en 1991;
b) “no es el fin del mundo, los saharauis estamos acostumbrados a sufrir y
resistir”, me dijo un jefe militar en su acuartelamiento; “si nos atacan
estamos preparados para responder”, me dijo una alta autoridad de la RASD días
después en uno de los campamentos de refugiados. Al tiempo, en Rabuni los
jóvenes se manifestaban ante la Presidencia y los ministerios al grito de
¡guerra!
3. En 1991, tras 15 años de guerra, el Frente Polisario y
Marruecos firmaron un alto el fuego. La razón fue el aparente acuerdo para
celebrar en 1992 el referéndum de autodeterminación, que prescribe la
legislación internacional. Para ello la ONU envió, tanto a los Territorios
Ocupados como a los Liberados, un contingente militar –la MINURSO, Misión de
Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental-, con dos mandatos
principales en su constitución: a) supervisar la elaboración del censo de
votantes sobre la base del censo iniciado por España en 1974; b) velar por el
cumplimiento de las reglas de todo alto el fuego, que se resumen en una: la no
agresión unilateral.
4. Las argucias empleadas por Marruecos en la confección del
censo pospuso el posible, pero improbable referéndum, a 1996. Pasado ese año, y
aún antes, las argucias se tornaron marrullerías, arropadas por España y la
llamada comunidad internacional. La obligatoriedad del referéndum no ha
desaparecido de la legislación internacional, pero aún hoy no se ha celebrado.
5. Pero la MINURSO sigue ahí, sin misión alguna, pues ni
siquiera tiene el encargo de velar por el respeto a los derechos humanos de los
saharauis, permanentemente violados en forma de persecución, encarcelamiento, tortura,
muerte, desaparición. Francia ha vetado la intervención de la MINURSO tantas
veces como se ha propuesto en el Consejo de Seguridad de NN.UU. La misión de la
MINURSO es cómoda: observar cómo las fuerzas de ocupación masacran a los
saharauis.
6. Así, el 10 de octubre de 2010, la población saharaui que
había protagonizado la intifada en mayo de 2005, treinta años después de la
invasión y ocupación marroquíes, manifiestan su protesta levantando el
campamento de la dignidad en Gdeim Izik, en la inmediaciones de El Aaiún.
7. Apenas un mes después, el día 8 de noviembre, las fuerzas
militares de ocupación desmantelan por tierra y desde el aire, reduciéndolo a
cenizas, un campamento levantado por los saharauis en su propia tierra. Mientras
alguien no me haga ver razonablemente lo contrario, tengo esa operación como la
violación de la condición principal de todo alto el fuego: el ataque armado por
parte de una de las partes a la otra parte indefensa, sin que la MINURSO
interviniera.
8. ¿Y España? (y la llamada comunidad internacional? Aceptaron
sin más las explicaciones de las autoridades marroquíes, según las cuales
fueron los saharauis los atacantes y asesinos.
9. ¿Y el Frente Polisario? Casi a tiempo del desmantelamiento
del campamento, muy poco después, los representantes del FP acudieron a una
nueva ronda de conversaciones con los representantes del reino de Marruecos, ya
prevista por el Enviado Personal para el Sahara del Secretario General de NN.UU.,
conversaciones en las que no se acercarán posturas si el FP no acepta la
Autonomía envenenada que propone Marruecos, o si este no acepta el cumplimiento
de la legalidad internacional mediante la celebración del referéndum de
autodeterminación, extremos que no se van a producir: esto es improbable; imposible,
aquello.
10. Inmediatamente después de una declaración de guerra, como
fue la ruptura del alto el fuego mediante el desmantelamiento del campamento de
Gdeim Izik, el FP siguió apostando por la vía pacífica de la diplomacia.
11. Es verdad que todo el pueblo saharaui es Frente Polisario,
pero no es menos verdad que no todos sufren con la misma intensidad el serlo, mientras
llega el tiempo de la justicia y la libertad. En los campamentos de refugiados
una población joven está enterrada en vida, y en los TT.OO. viven bajo el
terror. Y así durante 37 años, día a día…
12. ¿Cuántas mejillas tienen que poner aún?
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