Surcando rutas literarias tirseñas, trabajo una futura publicación en episodios, Tiris rutas literarias. Un fascinante periplo detrás de sendas literarias que en tiempos pasados hendieron eruditos, discípulos, poetas, grandes oradores y guerreros saharauis del siglo XVIII al XX. Y de estas históricas sendas de las letras saharauis trotamos con la historia del gran poeta Salama uld Eydud. Un clásico y a la vez vanguardista en la controvertida poesía culta llamada legtaa[1]. Representó, junto a Yedehlu uld Esid, Erueyhel uld Emboirik y Beibuh uld Hach, un auge literario en la poesía hasania, jamás conocido anteriormente en las letras saharauis. Estos poetas fueron excepcionales líricos en este género menor de legtaa, un extenso y largo debate literario surgido por primera vez en la literatura saharaui del siglo pasado.
Salama nació en Kseiksu Lemhayib, localidad zemureña de Guelta, en el año 1902. Descendiente de una familia nómada, trashumante, que tenía en posesión una gran fortuna de ganado camellar con el que erraban desde el territorio nacional saharaui hasta sus límites extremos, hacía el suroeste adentrándose en la geografía mauritana hasta la zona de Agyouyat, y al noroeste a Agailet Lejnafis, un pequeño pozo que tiene como referencia un vistoso galb[2] en el norte del territorio mauritano llamado Zad Nas. Recorría toda la geografía nacional de su patria saharaui de Norte a Sur desde Eljat hacia El Aaiun y más hacia las fronteras Norte. Entre los años cincuenta, que vivió de nómada errante con su familia, se estableció en el suroeste por las colinas de Lehdab. Ese año había sido muy bueno para los habitantes, cayeron muchas lluvias, floreció la badia[3] y procreó el ganado. Posteriormente, en am dega[4], la familia del poeta en vigilia por las nubes se trasladó a Tiris central, por la zona de Bir Enzaran donde su familia residió por unos años. Salama, regido por el espíritu errante de su tiempo, en el año 1947 acampa en los extensos valles de las cordilleras de Rish Anayim. Y como gran poeta de su tiempo, agradecido por la bonanza de ese año, posiblemente desde la cima de una colina observando la belleza del inmenso entorno telúrico escribió estos versos:
صبحت ذلرض الآ احفول فلعين ؤعادت ناير
من تنافظ لم اطبول من ميمون البوداير
Bella e ilustre amanece
en los ojos esta tierra,
desde Tanafed a Um Etbul,
y desde Maimun a Bu Daira.
Izquierda a derecha: Mohamed Salem uld Abdelmayid, hombre de letras saharaui, Moh. Ali Laman, investigador, Bahia Awah escritor e investigador y el poeta Sidi Brahim uld Eydud, region de Tiris, G. Sheirug
Salama, cumplidos los cuarenta y cinco años de edad en el verano de ese mismo año, sobrevivió el trágico derrumbe del pozo Anayim, cuando formaba parte de un grupo de hombres que estaban limpiando y arreglando sus canales de profundidad para darles agua a sus ganados. Aquel año el pozo era custodiado y gestionado durante el verano por un soldado gumiat[5] de la Mauritania francesa.
Después de varias horas de trabajo en la profundidad de pozo, Salama y los otros yahara[6], subían para descansar fuera. Y mientras lo hacían los ganaderos acercaron sus animales para aprovechar el descanso y abrevar a sus ganados, pero el peso que cientos de dromedarios ejercieron sobre la boca del pozo causó que éste se derrumbara llevando mucha gente, animales y el fusil rubaia[7] de aquel gumiat, que salvó la vida. El hecho se convirtió en un trágico suceso con el que los saharauis nombraron ese año 1947, en su nomenclatura del tiempo nómada, como am tiah anayim.
Salama no heredó la poesía de su padre Eydud, sin embargo el don y el excelente manejo del verbo hasaniano lo había adquirido de su madre, una mujer descendiente de una gran estirpe de poetas y excepcionales oradores, bien conocida como Ahel Esid. Su padre era un auténtico nómada influido por el instinto de la supervivencia y el cuido de su ganado camellar y el sostén de la familia, sin vinculación alguna al quehacer literario que desarrollaba su hijo. Su madre era tía del que posteriormente fuera su contrincante literario, Yedehlu uld Badah uld Esid.
Desde edad muy temprana Salama uld Eydud sentía atracción por el uso de las metáforas, la retórica, los nombres de la tierra, el ritmo y la estructuración del verso hasaniano que escuchaba recitar a sus tíos Ahel Esid. La convivencia desde edad muy temprana con su primo Yedehlu y el compartir las enseñanzas de louh[8], el pastoreo y algún que otro romance con jovencitas de su edad, hizo brotar sus primeros versos que uno dirigía al otro con efusiva complicidad. Pero llegó un momento de madurez en el que los dos fueron perfilando la identidad propia de incipientes doctos poetas. Ese desenlace de identidad marcaría de aquí en adelante la definición de un nuevo clasicismo y a la vez vanguardismo en la literatura saharaui, representado por Salama uld Eydud y Yedehlu uld Esid. Renacentismo en la poesía saharaui al que posteriormente se uniría Beibuh El Hach, Mohamed Abdelahi y Erueiyel o Rayel uld Emboirik como es conocido entre algunas bibliografias humanas saharauis y en Mauritania.
Salama desde sus comienzos en la poesía se destacó por ser una persona a quien gustaba mucho las tertulias, escuchar a los sabios en el conocimiento y buscar espacios de ambiente donde la improvisación del verso circunstancial era motivo de charla en festejos de bodas o deleitables veladas de igauen[9]. Era un hombre de constitución frágil, absorbido por el afán del saber y el cultivarse de los que más saben.
Salama irrumpió en el denominado género legtaa retando a Yedehlu en un largo duelo de temática variopinta y en diferentes etapas de su vida. Pero en ese duelo literario no fueron exponentes ni ejemplo del estilo de las intensas batallas de controversia “quevedogongorianas”, lejos de los sonetos satíricos con los que mutuamente se hostigaron Luis de Góngora y Francisco Quevedo en la historia de la literatura española. Salama y Yedehlu tuvieron el mérito de exponer el género menor, legtaa, y acomodarlo en un contenido de notable interés social entre los dos grandes pilares épicos y líricos cultos. El primer periodo se inició en el año 1936, siendo muy jóvenes los dos y fue el comienzo de su vanguardismo en la poesía de la temática que manaba en el ambiente de las bodas y otros festejos populares. El segundo periodo fue en 1950, siguiendo una nueva dinámica poética que iban adquiriendo ambos con mucha intensidad, en especial en temas líricos, y el tercero y más conocido fue en los años 1960.Yedehlu había dejado la vida nómada en 1947, por la sedentarización urbana y se instaló en la capital del territorio, El Aaiun. Fue un periodo espléndido y en el que la conciencia de ambos contrincantes maduraba con nuevos conceptos en el lenguaje usado y a la vez dirigiéndose a la sociedad. Su verso consagró el nuevo sedentarismo y la fidelidad a las tradiciones y valores morales de la cultura saharaui. Y como los poetas siempre fueron de su tiempo, la poesía de Salama, Yedehlu, Beibuh, Mohamed Abdelahi y Rueiyel indudablemente contrastó con fidelidad la época en la que vivieron estos grandes vates lírico-épicos de las letras saharauis. La geografía patria, el amor, las tradiciones y el nuevo antagonismo ciudad-badia son los temas más concurridos con los que se ha caracterizado ese periodo y se han destacado estos ilustres vanguardistas.
Salama al cumplir cincuenta años retrocedió con la memoria hacia su juventud, recordando cómo transcurrió dichoso el mejor tiempo de su vida, nómada y libre con su familia en la badia. Y por si los pecados del creyente no proscribieran despedía ese tramo de su existencia con este meditabundo gaf[10].
يانا عادتلك لازمـة تنصح توب حسينَ
نبتت شيبة فلازمة وسنيين خمســـيــنَ
Ya me es obligado
y conveniente,
cumplir la penitencia,
en la barbilla me crecen canas
y hoy me siento quincuagenario.
Las circunstancias políticas de ese periodo caracterizado por la colonización europea al continente africano, conllevan para Salama revelarse contra las incursiones francesas en las fronteras del Sahara, uniéndose a reductos de la resistencia anticolonial saharaui. Junto a guerreros saharauis de su tiempo hostigaron a las snga frecesas[11] en Atar donde cayó preso. Fue trasladado a varias prisiones en las colonias francesas de Mauritania, Mali y finalmente Senegal. Durante su cautiverio no dejó de dialogar con Yedehlu, enviándole cortos versos y a veces algunas talá[12] que iniciaba con el imperativo verbo “contadle a Yedhelu que كول ال جداهل (…)”
Cuatro años de cautiverio en los que no dejó que la cárcel apagase el amor que sentía por su tierra. Desde la cautividad sentía los largos días a trote de un dromedario que le separaban del Sahara, escribió la siguiente talá en la que mencionaba nombres de lugares en las lenguas africanas habladas en estas dos regiones y al mismo tiempo imploraba a Dios que no le privara de ver su tierra.
هح اسكي مبعد يلجواد كلب العيد و دومس و امهاد المدن
و ازياك و واد الحاظ و تنيولك و البيرمن كيبان
و تنك و اوراد متنك و اكسير الصغير عدن فيهم مبعد من درمان
و وارك و بن تور تل افوكر المدن سبحان العظيم القدير
بما صنع الله كلن بلعبد المؤمن الي خير
ياربي في ان فعلة بعد ابلاد و لي نختير لاتحرمن منهم و انت علي كل شئ قير
Dios, qué lejos tan de mi Galb El Id, Dumes y Emhad Elmidna,
y aún más de mí lo está Azayeg y Uad Elhad.
Teniueleg y El Bir
tan lejos de Kaibana,
Tanaga y las flores de Matenga.
En Egseir Esaguir aquí estoy tan lejos
de Derraman y Auarek.
Y Bentur, al norte, es morada que evoca el Medna.
Heme aquí Absorto ante tu altar, Tú el todopoderoso,
ten piedad con tu creyente siervo.
Oh, mi Dios, ya que me has alejado de mi querida patria
no me prives de ella porque tú eres el único capaz de todo.
Hablar de la original obra literaria manuscrita de Salama, es retroceder al pasado y remitirse a las obras literarias que fueron destruidas en la historia de la humanidad, desde la Grecia antigua, la época de la inquisición en Europa, la reconquista de Al Andalus y su quema de libros, la tragedia de la biblioteca de Alejandría o las incursiones de las potencias occidentales en el África, como fue el caso de la biblioteca de Chej Malainin, quemada y saqueada por la Francia colonialista en 1913.
Dayet Edejin, charca de los montes Edejin, en Tiris
Y la historia otra vez se repite, cuando España abandona el territorio cediéndolo a Marruecos y Mauritania en la primavera de 1976. Salama vivía en la localidad de Echederia, uno de los primeros pueblos saharauis que fueron ocupados y arrasados por los militares marroquíes. Cuenta Sidi Brahim Salama, el hijo del poeta, que el ejército marroquí entró en su casa y le prendió fuego, por ser del padre del poeta que maldecía la tierra marroquí en su poesía, en referencia al hijo, Sidi Brahim autor de estos versos.
Cumpliendo mi pastoreo en Deir[13],
allá están los picos, montes
de donde emana agua.
Pero yo no los cambio por Um Drus, Anayim y Lehuashi.
Y también he visto olivares y palmeras.
¡Maldito paisaje!,
prefiero ver Edjal, Ensayel y Graitifa
Allí perecieron para siempre cientos de manuscritos, miles de versos, decenas de nombres de hermosas damas que había cantado, nombres de legendarios montes de Tiris, lugares de acampadas, valles, frig[14] e historias de bodas saharauis … pero no sabían que la poesía sobrevive en el tiempo, cuando la intentan asesinar es cuando la están dando vida.
El poeta disipó sus últimos años compartiendo el destino de su gente y su causa en los territorios ocupados del Sahara Occidental, en la ciudad de El Aaiun. En 1993 falleció en El Aaiun, y fue sepultado en el cementerio del histórico barrio Zemla, conocido con el nombre Zauiya. En paz descasa para siempre junto a muchos familiares y otros de su generación en el largo camino, con la mano puesta como visera sobre la frente, buscando en el horizonte una patria saharaui libre y soberana.
Bahia Mahmud Awah
[1] Dialogo poético de controversia entre poetas. Género menor en la literatura saharaui y mauritana, considerado un diálogo que puede ser épico o lírico entre poetas
[2] Monte, también significa corazón
[3] Campos o regiones verdes en el desierto
[4] 1953, el año de la vacunación. La potencia ocupante vacunó masivamente a la población saharaui que había sido afectada por lo que, años después, se supo que había sido un ensayo nuclear francés en el sur del territorio argelino.
[5] Compañías del ejército colonial francés compuesta de militares origen africano
[6] Excavadores de pozos de agua en el desierto
[7] Fusil antiguo mecanismo manual de cuatro cartuchos
[8] Tabla de madera de color castaño usada como cuaderno para el aprendizaje de las primeras letras y la memorización del Corán y el estudio de la poesía
[9] Trovadores, griot conocidos en Mauritania que se dedican a la música
[10] Verso en la lengua hasania
[11] Compañías francesas compuestas de cien soldados, clasificación del ejército francés en sus colonias africanas
[12] Composición poética más larga que el verso en la literatura saharaui y mauritana
[13] Región en el sur marroquí por el río Uad Nun
[14] Campamentos de jaimas tradicionales saharauis acampadas en un lugar del desierto
felicidades bahia por todo el trabajo de recopilacion que estas haciendo de nuestra cultura y tradiciones. es digno de reconocimiento. un abrazo de salem
ResponderEliminarEnhorabuena, Bahía, por este gran trabajo. Mil y una gracias por tu apuesta por rescatar el legado vivo, pero a la par desconocido, de la sociedad saharaui. Es una apuesta personal digna de todo nuestro elogio. Nuestro Pueblo te lo agradecerá infinitamente pues, como bien sabes tú, un pueblo sin memoria y sin legado está condenado a la desaparición, que por desgracia tanto nos desean nuestros 'vecinos de villa arriba'.
ResponderEliminarFelicidades!
Pocas veces el tiempo y el espacio se han comprimido tanto, se han dado la vuelta, como esta mañana, leyendo este texto, más que hermoso pleno. Gracias.
ResponderEliminarGonzalo.
Qué hermoso! Salka Embarek
ResponderEliminar¡Qué precioso texto, qué cantidad torrencial de paisajes y olores lejanos, de palabras y de versos!
ResponderEliminarGracias por este regalo matutino…
Gonzalo
He recibido el bello texto con las rutas literarias que propones. Ciertamente fascinante, como señalas. ¡Lástima por tanto dolor acumulado que impide ver la luz!
ResponderEliminarManuel Gahete