Ahora que la luz atraviesa la habitación, quiero contener la paz inerme del momento y con las figuras de plástico volver a dibujar mis ansias de soledad y no perderme en inútiles esfuerzos que pueden desbordar mi capacidad, hablar del ser humano requiere muchas veces de un enorme sacrificio que necesita de una gran pasión para comprender las líneas que separan la miseria de la opulencia humana.
Siempre he sentido una especial admiración por la sencillez esa virtud que convierte al hombre en un ser accesible hacia sus semejantes, una cualidad que transmite confianza y comprensión hacia los demás.
No quiero entretenerme en una reflexión de carácter filosófico, ni quiero descifrar el enigma de un concepto abstracto; quiero deciros que cuando llegué a Madrid la primera ciudad que conocí de la península debo reconocer que me sentí perdido y superado por el ritmo frenético de esa gran urbe industrial, la comunicación era nula y solo se veía a millones de personas subidas en el coche, el metro, el autobús o el tren de cercanías la prisa es su principal concepto para afrontar los problemas diarios que plantea la ciudad; la paciencia y la tranquilidad del desierto habían quedado escondidas en las paredes de Rabuni.
Cuando sentí que esta nueva situación a la que me enfrentaba era totalmente diferente a todo lo que había conocido anteriormente entonces me surgieron muchas dudas e interrogantes y me acordé mucho de Santiago de Cuba, de Tiris, de Zemmur y de mi infancia en la ciudad de Dajla y decidí como cualquier inmigrante que llega a un país que no conoce hacer de la supervivencia mi principal objetivo, porque en esta situación limite el margen de maniobra era escaso y tenía que agarrarme al primer trabajo que encontraba.
Madrid se convirtió en mi talón de Aquiles y tuve que renunciar a ella emprendiendo un nuevo viaje hacia Teruel, una provincia que desconocía totalmente y no sabía realmente en que lugar se situaba. Mis amigos tenían un piso alquilado en Alcañiz y gracias a su generosidad pude establecerme en esta pequeña ciudad y en ella intentar labrar mi futuro inmediato.
El primer acto de supervivencia era la lucha constante por sobrevivir sin papeles aceptando todo tipo de trabajos desde limpiar granjas, coger fruta durante el verano y en el duro invierno peninsular coger aceitunas; y cuando no había ningún trabajo invertíamos el tiempo en beber té, leer o escribir; alguna vez salíamos a recorrer el casco antiguo, visitábamos el barrio Árabe y Judío; luego íbamos a la gran catedral cristiana que esta en la plaza España en el centro de la ciudad y nos sentábamos en los bancos que están a su lado para contemplar su enorme majestuosidad.
Ser inmigrante, exiliado y apartida es algo imposible de asimilar a veces presentas en una comisaría de policía la documentación que acredita que eres refugiado saharaui pero el funcionario que tramita los papeles solo entiende que eres argelino o mauritano; la burocracia y las leyes injustas de este mundo le impiden a un saharaui ser lo que es realmente; por eso cuando uno viaja a Sudáfrica o Cuba y ve como lo atienden simplemente se queda sorprendido y emocionado sabiendo que existen en el mundo países que asumen la cuestión del Sahara sin complejos.
Siempre he sentido una especial admiración por la sencillez esa virtud que convierte al hombre en un ser accesible hacia sus semejantes, una cualidad que transmite confianza y comprensión hacia los demás.
No quiero entretenerme en una reflexión de carácter filosófico, ni quiero descifrar el enigma de un concepto abstracto; quiero deciros que cuando llegué a Madrid la primera ciudad que conocí de la península debo reconocer que me sentí perdido y superado por el ritmo frenético de esa gran urbe industrial, la comunicación era nula y solo se veía a millones de personas subidas en el coche, el metro, el autobús o el tren de cercanías la prisa es su principal concepto para afrontar los problemas diarios que plantea la ciudad; la paciencia y la tranquilidad del desierto habían quedado escondidas en las paredes de Rabuni.
Cuando sentí que esta nueva situación a la que me enfrentaba era totalmente diferente a todo lo que había conocido anteriormente entonces me surgieron muchas dudas e interrogantes y me acordé mucho de Santiago de Cuba, de Tiris, de Zemmur y de mi infancia en la ciudad de Dajla y decidí como cualquier inmigrante que llega a un país que no conoce hacer de la supervivencia mi principal objetivo, porque en esta situación limite el margen de maniobra era escaso y tenía que agarrarme al primer trabajo que encontraba.
Madrid se convirtió en mi talón de Aquiles y tuve que renunciar a ella emprendiendo un nuevo viaje hacia Teruel, una provincia que desconocía totalmente y no sabía realmente en que lugar se situaba. Mis amigos tenían un piso alquilado en Alcañiz y gracias a su generosidad pude establecerme en esta pequeña ciudad y en ella intentar labrar mi futuro inmediato.
El primer acto de supervivencia era la lucha constante por sobrevivir sin papeles aceptando todo tipo de trabajos desde limpiar granjas, coger fruta durante el verano y en el duro invierno peninsular coger aceitunas; y cuando no había ningún trabajo invertíamos el tiempo en beber té, leer o escribir; alguna vez salíamos a recorrer el casco antiguo, visitábamos el barrio Árabe y Judío; luego íbamos a la gran catedral cristiana que esta en la plaza España en el centro de la ciudad y nos sentábamos en los bancos que están a su lado para contemplar su enorme majestuosidad.
Ser inmigrante, exiliado y apartida es algo imposible de asimilar a veces presentas en una comisaría de policía la documentación que acredita que eres refugiado saharaui pero el funcionario que tramita los papeles solo entiende que eres argelino o mauritano; la burocracia y las leyes injustas de este mundo le impiden a un saharaui ser lo que es realmente; por eso cuando uno viaja a Sudáfrica o Cuba y ve como lo atienden simplemente se queda sorprendido y emocionado sabiendo que existen en el mundo países que asumen la cuestión del Sahara sin complejos.
Recuerdo en una ocasión estaba en una cola interminable frente a la subdelegación de gobierno en Barcelona para tramitar una residencia y había rellenado todos los impresos con mis datos y donde aparece la palabra nacionalidad puse que era saharaui portador de un pasaporte argelino y la funcionaria que me hizo los trámites, lo miró con curiosidad y me dijo:
- ¿Cómo es que eres saharaui portador de un pasaporte argelino?
-Soy refugiado en Argelia porque Marruecos ocupa ilegalmente el Sahara Occidental y mientras persista esta situación seguiré portando el pasaporte de un país que me reconoce como refugiado.
La mujer se quedó sorprendida y con una sonrisa en los labios me dijo:
- ¿Dónde aprendiste a hablar castellano y a explicarte con tanta coherencia?
- En Cuba aprendí a hablar castellano y a sentirme saharaui porque este país siempre nos ha acogido con los brazos abiertos y sinceros.
Finalmente cogió mi expediente estampó sobre él el sello de la subdelegación y nos despedimos porque no podíamos seguir hablando la cola era inmensa y tenía que tramitar muchos papeles.
El caso de esta funcionaria del ministerio del interior es una anécdota dentro de miles y miles de situaciones incluso mucho más complicadas al que se enfrenta un inmigrante saharaui en España.
Ninguna ley de extranjería podrá ignorar que el Sahara fue la provincia número cincuenta y tres de España, su población sigue dispersa en Argelia, Mauritania, España, Francia y otros tantos países; la realidad del pueblo saharaui supera las leyes de quienes trazaron las fronteras para recluirnos en medio de la nada.
Ali Salem Iselmu
Siempre he creído en mis semejantes, he creído en el HOMBRE con mayúsculas independientemente de su lugar de nacimiento,
ResponderEliminarSigo creyendo en él con la misma pasión que creo en mi misma, mi corazón no es distinto al de los demás, lo que es distinto es el entorno,
La precariedad que sufre un ser humano, lo puede despojar de bienes, pero su corazón esta abierto al Amor, la opulencia no aumenta la sensibilidad ni la solidaridad, ni la empatía, ni la generosidad, si tengo una naranja y doy media al que camina conmigo reparto la mitad de mis bienes, si tengo un campo de naranjas y regalo un cesto no es la misma proporción,
Me llega desde el dolor vuestro lamento como algo que me hiere en la fibra más sensible de mi ser, amigos no tengo en mis manos ¡que mas quisiera yo¡ la solución, pero sí están abiertas a la amistad y a la comprensión, el trabajo dignifica a la persona ,independientemente de la clase de trabajo que se haga, no así la explotación del trabajador y la violación de sus derechos, y irremediablemente dentro de la opulencia es más fácil encontrar con el que quiere aumentar su hacienda con el sudor de los demás.
Lo importante es vivir con dignidad, de acuerdo a las convicciones de cada uno sabiendo que mi libertad acaba donde comienza la de mi prójimo, la vida es un regalo de Dios y hay que vivirla allí donde uno se encuentre, siempre hallarás belleza a tu alrededor si la buscas primero en tu interior, no os sintáis atrapados en la penumbra, más bien mirar al cielo el mismo sol os cobija y la misma bóveda celeste se extiende sobre vosotros, aquí, en Cuba o en el Sahara, entiendo perfectamente vuestra añoranza de niña fui yo quien tuvo que vivir la aventura de la vida en otra tierra que no era la suya, otro idioma otra cultura, viví en Beirut, y Damasco también mis padres trabajaron para poder subsistir, fueron años de mucha escasez en España, hoy ya en la lejanía de mi recuerdo
Lo siento como algo enriquecedor, que me ha hecho entender que al mundo le sobran las fronteras.
Desde mi humilde pequeñez todo mi aliento de ánimo es para vuestra causa, pero no malgastéis vuestra felicidad, mientras los días van corriendo ir en busca de la dicha y vivirla con entusiasmo, sólo se vive una vez, no viváis con amargura, lo demás vendrá por añadidura, se puede revindicar desde la fortaleza de tener una razón mas que justa, pero siendo felices se tiene más fuerza.
Vuestra amiga Carmen
SOY CUBANA Y HE VISTO POR PRIMERA ESTE HERMOSO SITIO, QUE CUMPLE UNA MISION TAN HERMOSA DE DENUNCIA DE LAS INJUSTICIAS QUE SE COMETEN CON SU PUEBLO, ES MI PRIMER ENCUENTRO CON LA POESIA DE USTEDES Y LA ENCUENTRO PRECIOSA , LES CONFIESO QUE AL PRINCIPIO PENSE QUE NO LA ENTENDERIA POR LAS DIFERENCIAS CULTURALES Y COSTUMBRES, PERO AHORA ENTIENDO QUE NO EXISTEN BARRERAS PARA LOS HOMBRE Y MUCHO MENOS PARA LOS QUE TIENEN EL VALOR DE LUCHAR CONTRA LA INJUSTICIA SOCIAL Y POR LOS DERECHOS HUMANOS, SIRVAN MIS PALABRAS PARA EXPRESAR MI ADMIRACION POR SU CAUSA Y QUE SEPAN QUE A PARTIR DE HOY YO SERE UNA NUEVA VOZ DE DENUNCIA DESDE DONDE ESTE, PUES SERA MI PEQUEÑO GRAN APORTE.
ResponderEliminarQUIERA EL CIELO Y EL DESIERTO
QUE EN ESTA TRISTE NEBLINA
QUE NUBLA AL PUEBLO SAHARAUI
APAREZCA LA ALEGRIA Y ENTRE SOL DEL PORVENIR
CON MUCHAS MANOS UNIDAS
LA FUERZA NO FALTARA
Y MIL MENTES CANTARAN
LA GLORIA QUE LLEGARA
ESTARA CUBA PRESENTE
EN ESTA LUCHA, EN EL FRENTE
PARA SABOREAR FELIZ
LA VICTORIA SAHARAUI
MUCHOS BESOS CON CARIÑO DE DORIS LA AMIGA DE BAHIA Y CONCHI
soy sahraui nosotros nos caracterizamos por la se generosos en nuestras JAYMAS, como en el diserto inmenso y sobre todo por se personas gratas.
ResponderEliminaryo creo en la revolucion cubana en fidel, desde luego primero alah, en el destino y se que la generacin de amistad sahara occidental es la esperanza de los dignos hijos de este pueblo eroico.