EL SAHARA OCCIDENTAL, LA AGONIA DE LA NEGOCIACION
La manifestación de Madrid organizada por el movimiento solidario de apoyo al pueblo saharaui, contó con la participación de políticos, sindicalistas, artistas, escritores y múltiples personas solidarias con la causa saharaui; a pesar del clamor popular el problema del Sahara Occidental sigue sin encontrar ninguna solución satisfactoria y aceptable que respete la voluntad democrática basada en todas las resoluciones internacionales que parten del respeto al derecho de la autodeterminación como principio para llegar a una solución consensuada y aceptable que ponga fin a este largo conflicto.
Los acuerdos tripartitos de Madrid no tienen ninguna legalidad jurídica para transferir a Marruecos ni a ningún otro país la administración del territorio, por lo tanto queda claro que el estatus de potencia ocupante que ostenta este país sobre el Sahara Occidental es absolutamente ilegal y lesiona de forma clara el derecho internacional; ante esta situación y después de más de treinta años de presencia en el territorio, las Naciones Unidas no puede invitar a las partes a negociaciones directas sin tener en cuenta elementos objetivos a través de los cuales puede guiarse y entrar en la naturaleza real de esta larga controversia; sino caerá en las tesis que siempre ha defendido Marruecos, por una parte presentando los colonos marroquíes como saharauis y por otra parte negando la cuestión de la soberanía del territorio y ofreciendo una autonomía como la única solución viable.
Ante estos hechos la presencia de la Misión de Las Naciones para La Celebración de un Referéndum en el Sahara Occidental no puede convertirse en una simple patrulla con sede en El Aaiun y aceptar la política de los hechos consumados que quiere imponer una parte sobre la otra, ni puede darle legitimidad al último foco de colonialismo anacrónico en África. El Consejo de Seguridad debe velar mediante su misión en el territorio por el respeto de los derechos humanos y buscar una solución real que entre en consonancia con las reivindicaciones de los saharauis para abrir un futuro más esperanzador y democrático para toda la región del Magreb Árabe.
Si queremos crear los cimientos de la paz y acabar con este conflicto debemos atacar la causa que ha originado este drama y no cabe duda de que la presencia de Marruecos en el Sahara es el mal mayor al que se enfrenta las Naciones Unidas.
La manifestación de Madrid organizada por el movimiento solidario de apoyo al pueblo saharaui, contó con la participación de políticos, sindicalistas, artistas, escritores y múltiples personas solidarias con la causa saharaui; a pesar del clamor popular el problema del Sahara Occidental sigue sin encontrar ninguna solución satisfactoria y aceptable que respete la voluntad democrática basada en todas las resoluciones internacionales que parten del respeto al derecho de la autodeterminación como principio para llegar a una solución consensuada y aceptable que ponga fin a este largo conflicto.
Los acuerdos tripartitos de Madrid no tienen ninguna legalidad jurídica para transferir a Marruecos ni a ningún otro país la administración del territorio, por lo tanto queda claro que el estatus de potencia ocupante que ostenta este país sobre el Sahara Occidental es absolutamente ilegal y lesiona de forma clara el derecho internacional; ante esta situación y después de más de treinta años de presencia en el territorio, las Naciones Unidas no puede invitar a las partes a negociaciones directas sin tener en cuenta elementos objetivos a través de los cuales puede guiarse y entrar en la naturaleza real de esta larga controversia; sino caerá en las tesis que siempre ha defendido Marruecos, por una parte presentando los colonos marroquíes como saharauis y por otra parte negando la cuestión de la soberanía del territorio y ofreciendo una autonomía como la única solución viable.
Ante estos hechos la presencia de la Misión de Las Naciones para La Celebración de un Referéndum en el Sahara Occidental no puede convertirse en una simple patrulla con sede en El Aaiun y aceptar la política de los hechos consumados que quiere imponer una parte sobre la otra, ni puede darle legitimidad al último foco de colonialismo anacrónico en África. El Consejo de Seguridad debe velar mediante su misión en el territorio por el respeto de los derechos humanos y buscar una solución real que entre en consonancia con las reivindicaciones de los saharauis para abrir un futuro más esperanzador y democrático para toda la región del Magreb Árabe.
Si queremos crear los cimientos de la paz y acabar con este conflicto debemos atacar la causa que ha originado este drama y no cabe duda de que la presencia de Marruecos en el Sahara es el mal mayor al que se enfrenta las Naciones Unidas.
Ali Salem Iselmu
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