Mis años de exilio en Argelia, trabajando en la Radio Nacional Saharaui en los Campamentos de Tinduf, 1999 |
Fuente:
BahiaAwah.net
La condición y consecuencias del exilio desde
las circunstancias personales, pensando en mi caso como oriundo del Sahara
Occidental, se viven y se sienten no solamente por el hecho del destierro del
lugar de origen o del pueblo natal. Estas dos categorías, condición y
consecuencias del exilio, son producto del desenlace forzoso y que el
desterrado va experimentando más allá de su dimensión humana. El exilio yo lo
he sentido con perplejidad en mis primeros años de adolescencia y ahora lo
siento como un doloroso desgarro que me priva armar y actualizar constantemente
mi cerebro con pequeñas cosas sencillas de la cotidianeidad cultural y social.
Priva de observar, tocar, sentir, disfrutar y reflexionar sobre la metamorfosis
social en sus pequeños detalles que vamos experimentando, desde el calor y
educación de la familia a lo que uno va absorbiendo y aprendiendo de progresos
en su mundo social y cultural.
Ahora, en mi caso y creo que en el de la
generación que compartió conmigo los últimos cinco años del periodo colonial
español y luego los 42 años de exilio, aún sentimos un enorme hueco en nuestras
almas que antes rebosaban de muchas cosas de la tierra, desde giros
lingüísticos, nombres de personajes de nuestra historia, leyendas literarias,
gestas y epopeyas del proceso precolonial de los gazi[1] que protagonizaron
nuestros abuelos y bisabuelos. Hoy, la esencia original de los registros
diarios que hablamos no es como antes.
Los profundos indicios de la historia que
ocupaba nuestro mundo hasaní beduino, el exilio y el conflicto los han ido
erosionando y salpicando de impudicias y nocivos residuos de la cultura de la
ocupación. Hasta incluso la distorsión fonética de la lengua que van sufriendo
las nuevas generaciones sometidas bajo las reglas de imposición educativa del
doble tirano, el exilio y el ocupante agresor. Entonces, sin descolonizar la
mente y educación usurpadas, nunca nos libraremos de las consecuencias de la
tiranía del exilio y la ocupación foránea...
Desde el exilio aún te escribo versos.
Pero Tiris tú eres
la beduina
que alimenta
mi existencia,
la fuente de mis sueños,
gurratu aini[2] .
Te prometo
que por esta ciudad
no te dejaré.
Por ahora,
mi exilio está en la hermosa
Madrid
y mi vuelta está en ti,
Oh Tiris, mi gurratu aini.
Sin embargo, vamos a buscar el lado bueno en
los infortunios del exilio, el destierro y el refugio. Se trata de esa
dinamización constante, crítica, reflexiva y de compromiso intelectual
individual, que consagramos y con la que nos armamos para recuperar el espacio
humano, cultural y de pensamiento que nos han truncado.
Pensando en las preeminencias de esta
categoría “exilio” se produjo el pensamiento del gandhismo en la Sudáfrica del
Apartheid, el pensamiento crítico del orientalismo de Edward Said en los
Estados Unidos. Y ahora en sus cimientos los primeros brotes del surgimiento
de una literatura saharaui de exilio
escrita en español y en hasania se rearman como frente de lucha de resistencia
pacífica contra la tiranía del exilio y la ocupación foránea que padece una
parte de nuestro pueblo. Con estas excepciones hemos despertado la atención de
muchos antropólogos y lingüísticas del mundo académico e hispano en
general.
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[1]
Guerreros anticoloniales saharauis que representaban el brazo armado y de ley
del Estado Pantribal Precolonial Saharaui, Dawlatu Albadia y su asamblea
política Eid Arbaiin.
[2] La niña
de mis ojos, lo más querido y apreciado, las gotas que humedecen los ojos en el
sentido de llorar o reír por amor.
Imagen de aquellos años setenta inicio de nuestro largo exilio |
¿Como podría ponerme en contacto contigo? He estado realizando una investigación acerca del conflicto en el Sáhara Occidental y me gustaría entrar en contacto con personas más conocedoras del tema.
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