domingo, octubre 16, 2016

Literatura saharaui contemporánea en el Festival de Literaturas Migrantes de Palermo


El pasado miércoles 12 de octubre, en el marco del Festival de Literaturas Migrantes (Palermo, 12-16 de octubre), concretamente del panel “Nomadismos. Tierras en camino”, en los locales de “Palazzo delle Aquile”, se celebró el acto “Le parole non hanno radici. Letteratura saharawi” (Las palabras no tienen raíces. Literatura saharaui), protagonizado por los poetas Limam Boisha y Luali Lahsen y moderado por Giulia Maltese, doctoranda de la Universidad de Bolonia.
Giulia Maltese, tras haber agradecido a los organizadores la oportunidad ofrecida a la literatura saharaui de estar presente por segunda vez (Limam Boisha, presenció el acto por primera vez el 9 de octubre de 2015) en el Festival internacional, aprovechó para conmemorar el 41 aniversario de la Unidad Nacional Saharaui, insistiendo en la necesidad de asumir un compromiso ético con la causa del Sáhara Occidental insistiendo en el “discurso cultural”. Pasó luego a analizar el término “migración”, extraño al vocabulario del pueblo saharaui hasta 1975, cuando, por primera vez, el término luju (exilio) entró a formar parte de la lengua hasanía (Gómez Martín, 2013) debido a la ocupación marroquí y diáspora hacia los campamentos de refugiados. A su breve introducción de carácter histórico político, siguieron las preguntas a los poetas, orientadas más bien a encauzar la conversación entre los ponentes, recorriendo las etapas de la biografía de los poetas.
En primer lugar, a Limam Boisha y Luali Lahsen se detuvieron en su infancia en los campamentos, en el internado “9 de junio”, las dificultades, el hambre, el miedo a los bombardeos que entre los niños pasaba desapercibido. Luego, los años en Cuba: aquel viaje desde Tinduf a Orán, para luego subirse a un transatlántico ruso y llegar al Caribe después de dos días de viaje. El mar, las forestas, las toronjas, la lluvia, el choque con un mundo y un pueblo tan lejanos y tan hermanos a la vez. Los 15 años en la isla de la segunda generación de aquellos saharauis becados en Cuba, la “educación de calidad” que recibieron, las fotos y “cuatro cartas” enviadas desde el Sáhara por sus familias, el parcial aislamiento mediático en el que vivían. Después, la vuelta a la hamada, a los 23 años, con sus títulos bajo el brazo, sin apenas reconocer a sus familiares, el choque cultural consecuencia de la “esquizofrenia del exilio”, del sincretismo identitario del que son víctimas. Las dificultades a las que se enfrentaron “los cubanos” a la hora de intentar reintegrarse en el contexto social y religioso saharaui. Y sin embargo, a la vez, la sensación de pertenecer a aquella realidad, la necesidad de volver a sus raíces. De esta manera, la poesía se presenta como espacio de reflexión y auto-afirmación en el que el poeta saharaui busca encontrarse primero a sí mismo para luego disolver su yo en la multiplicidad del nosotros que es patria y pueblo, a la vez. Revolución, lucha, desilusión. La poesía como “arma cargada de presente y futuro” y “respuesta a los desafíos de la migración”. En lo específico, destacó el compromiso ético y estético literario de la plataforma de la Generación de la Amistad Saharaui, de la que ambos poetas son miembros fundadores. Finalmente, Limam Boisha ahondó en el compromiso asumido por el Bubisher, ONG de la que es presidente, en los campamentos de refugiados saharauis, sus logros presentes y objetivos futuros.
El acto suscitó mucho interés en el público y despertó el interés de periodistas (el diario La Repubblica ha decidido publicar un estudio detallado sobre literatura saharaui) y académicos, nacionales e internacionales.

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