viernes, marzo 19, 2010

El artificio de la política


Cualquiera pensaría que la Unión Europa no claudicaría de sus principios ideológicos, ni mantendría dos discursos políticos contradictorios, entre otras cosas, porque no hay necesidad.

Pues, lo ha hecho, y en la misma semana, a tenor de no sé qué intereses. Por una parte, el Parlamento Europeo condena con amplia mayoría la violación de derechos humanos en Cuba, y por otra, los máximos dirigentes de la Unión mantienen un trato deferente mediante la celebración de la Cumbre de Granada con un país que los viola sistemáticamente, contra tanto sus propios ciudadanos como los del territorio ocupado en la frontera sur. Para no herir su sensibilidad, evitaré incluir el reportaje fotográfico de los observadores internacionales esta misma semana sobre la brutal represión contra activistas saharauis.

La Unión Europea ha premiado la “ejemplar” hoja de servicios marroquí en el cumplimiento de sus compromisos con los Derechos Humanos convirtiendo al país en el primer beneficiario de los fondos europeos asignados a los países de política de vecindad. Imagine el lector la apabullante cifra en pesetas, que, por supuesto, el gobierno marroquí no invertirá en mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.

En una entrevista reciente de un programa de Radio Nacional, José Luis Sampedro decía: “Europa está ahí, pero ya no existe”. Este tipo de acciones no ayudan a descreer su afirmación. Más bien contribuyen a que terminemos denominándola con algún sigloide como CDEE, Consorcio de Empresas Europeas, o peor aún, a que perdamos la fe en ese bello sueño de la democracia.

No hay color político en el sufrimiento humano. Hemos creado varios organismos internacionales que velan porque así sea, entre ellos, el Tribunal de la Haya y las Naciones Unidas.

Señores políticos, seamos consecuentes con lo que firmamos y afirmamos: “Las palabras, cera; las obras acero”, Luis de Góngora.

Zahra Hasnaui

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